Matoneo es la cara cruel de las redes sociales
Un recibimiento inesperado que no fue una bienvenida cortés. A la llegada de James Rodríguez a España, luego de su fichaje con el Real Madrid, su esposa, Daniela Ospina, fue víctima de matoneo en redes sociales.
Mensajes como "la esposa de James es fea", o "tiene cara de travesti", empezaron a circular en las cuentas de tuiteros españoles, que produjo una masiva respuesta con la etiqueta #DanielaOspinaSeRespeta. Algunos decidieron cerrar sus cuentas.
No es la primera vez que un personaje público se vuelve blanco del bullying o matoneo digital. La presentadora Catalina Gómez, denunció ante las autoridades que fue víctima de un montaje en el que aparece desnuda.
En su cuenta anotó: "La violación a la intimidad se da hasta con montajes. Debe ser un delito en el que se castigue al delincuente y no a la víctima". No solo se agrede con la palabra, el mensaje puede trascender plataformas y medios, con imágenes o memes.
La esfera íntima
En el ámbito virtual parece que, a veces, todo se trastoca. "Vivimos en un mundo en el que lo íntimo se volvió público y se concibe para usar y abusar del otro", precisa Lucía González, directora del Museo de la Memoria.
Los comentarios en ese contexto calcan esa predilección por criticar al otro, la diferencia es que en vez de hacerlo en un ámbito cerrado, se hace en un espacio público, como es internet, donde una palabra puede ser multiplicada en decenas de voces que hacen eco del comentario. El psicólogo Luis Hernán Saldarriaga, dice que "la malsana crítica social está orientada a debilitar al otro para ponerlo en posición de sumisión".
Resalta que Daniela respondió de manera asertiva. En Instagram, compartió una foto con una frase manuscrita, en la que dijo: "Disculpa si no cumplo tus expectativas. Mis prioridades es (sic) cumplir las mías". En Twitter, agradeció las muestras de cariño y más de 5 mil seguidores marcaron como favorito el trino.
Para Luis Hernán, "no hay que dejar el poder en manos del otro para que nos acabe o cuestione". Hay quienes pueden reconocer sus errores y limitaciones, y dimensionar las críticas como "asuntos o factores externos", que se pueden tomar de forma constructiva o no ser tenidos en cuenta.
¿No responder o pelear?
La tentación de hacer clic con una palabra de grueso calibre existe. "Nunca será conveniente pelear, por salud mental, por tiempo y por reputación. Las respuestas deben ser siempre con cortesía para demostrar que se está en un nivel diferente de discusión, que se privilegia el argumento sobre la arenga", precisa Víctor Solano, consultor en comunicación estratégica.
Indica que si son pocos los ataques, puede esperarse una respuesta a cada uno, ante un número grande de reacciones, esto resulta imposible. "Es mejor hacer un pronunciamiento general que, con un lenguaje sencillo y prudente, deje clara la posición".
Lo que implica dejar atrás la inmediatez propia de redes sociales. "Hay que detenerse a pensar", precisa la periodista Claudia Arias. En internet como en la vida misma, no se está exento de encuentros con personas malintencionadas, que aprovechan el anonimato o la distancia para ser crueles.
Para "coger callo" ante los ataques hay que tener perspectiva. No siempre lo que es importante para otros resulta definitivo para uno.