BUCARAMANGA
Este es el santandereano que trabaja de la mano de Bill Gates
No olvida su rostro untado de grasa hasta las orejas. Incluso se enorgullece al contar las rutinas diarias que tenía que vivir en medio de destornilladores, gatos hidráulicos, alicates y martillos. Después de cada jornada gastaba hasta 20 minutos lavándose las manos y la cara con bastante agua caliente, jabón de barra derretido y cloro.
Esta historia se traslada al inicio de la década de los setenta, justo en un sencillo taller de mecánica que existía frente a su casa, situada en el popular barrio Gaitán, al occidente de Bucaramanga.
Allá, en el patio de una vieja edificación de ese neurálgico sector, refundido entre el chasis y el motor de turno, aprendió a desvarar carros.
Justo cuando él empezaba en Colombia a trabajar, siendo apenas un niño de 10 años y vestido de overol, en Estados Unidos también ‘daba sus primeros pasos’ una empresa multinacional creada por Bill Gates: Microsoft.
En ese entonces, Pedro Julio Uribe Bermúdez, el protagonista de esta página de Séptimo Día, jamás imaginó que algún día llegaría a ser el Gerente de Desarrollo de Negocios del sector público mundial de Microsoft, un cargo que se asemeja a la vicepresidencia de esa compañía y que hoy lo mantiene viajando por todo el mundo.
La verdad es que muy pocos saben que este bumangués, quien creció en las calles de uno de los barrios con mayores problemas sociales de la capital santandereana, hoy sea el ‘segundo abordo’ de esta empresa y que además se haya convertido en el líder de la transformación digital de Colombia y de Latinoamérica.
¿Cómo llegó a trabajar de la mano de Bill Gates en Estados Unidos?
Buena pregunta para alguien que a los 10 años se vio obligado a trabajar en un taller de mecánica de su comuna, dadas las difíciles condiciones económicas de su familia.
Él asegura que no tiene una respuesta exacta para ese interrogante. Sin embargo, al hacer la mirada retrospectiva encuentra que su pasado “antes que ser nostálgico es un valioso testimonio de las bendiciones de Dios”.
“Con mucho esfuerzo entré al Colegio Salesiano y me alejé de la estadística que para entonces señalaba que solo el 35 % de los niños que terminaban la primaria en Latinoamérica seguían en la educación secundaria”, expresa.
“Allí, en ese plantel que enseña para la vida, recibí la mejor formación. Estudié mecánica industrial y eso me dio una mentalidad de ingeniero y una competencia laboral, que fueron trascendentales para mi futuro”.
Tan pronto se graduó en el Salesiano, empezó a trabajar en la Embotelladora de Coca Cola. Sin embargo, él quería ir a la universidad. Aunque seguía con restricciones económicas, recurrió a un préstamo en el Icetex, lo que le sirvió para pagar los 10 semestres en la Universidad Industrial de Santander, UIS.
En 1982, el niño mecánico del barrio ya recibía su título profesional con el mérito “Cum Laude”.
Hace algunos días, Uribe Bermúdez regresó no solo a la UIS, sino al barrio en donde creció. También pasó por la antigua casa de sus padres y, por supuesto, se vio frente a frente con el taller de mecánica en donde aprendió a trabajar desde pequeño: “Ese retorno al escenario del ayer me hizo reconocer lo que soy y de dónde vengo. No olvido mi humilde procedencia y me siento pleno de haber logrado surgir. Hoy me siento orgulloso de representar en el mundo a Colombia y de poder decirles a los jóvenes de esta época que tienen derecho soñar, a visualizar su futuro y a arriesgarse. También debo decir que es con la formación y con la educación como he logrado mis metas”, argumenta.
Y tiene razones de sobra para decirlo, porque este hombre no ha parado de estudiar. Es más, ha ocupado cargos de importancia, tantos que sería interminable mencionarlos todos en una sola página.
Podemos decir, eso sí, que es Especialista en Estrategia Corporativa del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts.
Además, en su ejercicio profesional ha sido Gerente de la consultora de negocios Andersen Consulting; Director Regional de IBM; y en Microsoft Corporation, multinacional a la que se encuentra vinculado desde el año 2000, se ha desempeñado como Gerente General de Microsoft Colombia, Gerente de Start-Ups de
Microsoft y Gerente del Grupo Global del sector público para desarrollo de Nuevos Negocios para América Latina.
Nadie diría que ese niño, que se la pasaba con el rostro embadurnado de grasa en el Gaitán y que hoy es un hombre hecho y derecho, sea uno de los 50 gerentes más influyentes del mundo.
De manera paradójica, su trabajo hoy día no tiene nada que ver con la mecánica automotriz. Ahora el timón de su vida lo conduce por los mundos del software y el hardware. Atrás quedaron las reparaciones de los carros Renault de la década de los setenta, pues su trabajo se centra en equipos electrónicos y en el sistema operativo de Microsoft Windows.
No deja de recalcar que gracias al estudio dio el salto de la mecánica a la programación: “Recuerdo que después de graduarme, tras un proceso de selección en la UIS, el BIC me aceptó y viajé a Medellín”.
“En ese banco ingresé como programador, pero quería llegar a un puesto gerencial. Y al año se presentó la oportunidad de ser el titular de cómputo y me le medí a ese oficio”.
Luego tuvo que tomar una decisión trascendental: debía renunciar para buscar mejor suerte, “pues tenía claro que quería trabajar en una multinacional”.
Duró seis meses sin trabajo. Más de uno lo criticó por su dimisión, pero él mismo se repetía una y otra vez: “Si de niño desvaraba carros, de grande puedo desvararme yo mismo”.
¡Pues bien! Empezó a estudiar inglés de una forma autodidacta. Eso, al parecer, fue lo que le gustó a la empresa de consultoría Accenture, que terminó contratándolo: “El socio de esa entidad era otro egresado de la UIS y me postulé. Creo que le insistí tanto, que por cansancio me aceptó a pesar de que mi inglés apenas era básico. De inmediato se me cumplió otro sueño: viajar a Estados Unidos; el entrenamiento fue en Chicago y eso cambió mi visión del mundo”, anota.
“Hice toda la carrera hasta Gerente Regional. Luego ingresé a IBM como Gerente de la Región Andina, viajaba el 80 % de mi tiempo. Mi oficina era y todavía es una silla de avión, ya no es el chasis de un carro del barrio Gaitán”.
“Un día cualquiera, un head hunter me llamó para un trabajo en Microsoft para Colombia, como Gerente de servicios”, expresa.
Allí ha sido Gerente de Servicios, Gerente Comercial, Gerente General de Microsoft Colombia y luego pasó a cargos regionales hasta la actual Gerencia del Grupo Mundial del sector público para desarrollo de negocios.
Dice que trabajar con Bill Gates ha sido un ejercicio enriquecedor para su profesión e incluso para entender más la vida: “Él no solo es un ser inteligente, sino un visionario capaz de hacer realidad sus sueños. Eso es lo que más me agrada de él: que no solo parece saber lo que va a ocurrir en su futuro, sino que dedica su vida a transmitir ese mensaje al mundo”.
Tal vez Pedro Julio no tenga todo el dinero que almacena su jefe. Sin embargo, es un ‘millonario’ ejemplo de vida para nuestros jóvenes. Bill Gates empezó con un dinero que ganó jugando al póquer y hoy es el hombre más rico sobre la Tierra.
Por su parte, Pedro Julio, el otrora niño tímido que desvaraba carros, logró quitarse de sus manos la grasa para convertirse en la mano derecha de ese hombre poderoso. Hoy, con el pelo algo cenizo, aún mantiene la gasolina de un hombre que sigue siendo humilde, que no se ha quitado el overol y que tiene el poder de salir adelante.