Bucaramanga
Huecos: Se nos adelantó el ‘viacrucis’ en Bucaramanga
El panorama de la malla vial de Bucaramanga es muy desalentador: hay huecos que llevan más de cinco años sin ser resellados y que, por supuesto, se han anidado y han crecido lo suficiente como para generar accidentes de tránsito y ocasionarles daños a los vehículos, por citar solo dos de los problemas que representa vivir este tipo de viacrucis.
Son tantos los deterioros detectados en el pavimento que han transformado las calles en verdaderas trochas. Un ejemplo de ello se puede apreciar en San Francisco, barrio adscrito a la Comuna 3, al nororiente de la meseta.
Justo allí encontramos tal vez la vía con más problemas en su pavimento: la calle 13 con carrera 21. Ese tramo vehicular, que está sin asfaltar desde hace décadas, se asemeja a un camino lleno de ‘cráteres’ y de polvo; y cuando llueve se convierte en un lodazal.
La desidia, además del constante paso de vehículos pesados por esta área residencial, ha generado la aparición de nuevas fallas en el pavimento.
Algunos vecinos del sector, cansados de tocar puertas ‘aquí y allá’ y de solicitarle a la Alcaldía de manera infructuosa que les pavimentara la vía, decidieron ponerse ‘manos a la obra’.
No obstante las buenas intenciones de los allí residentes, el improvisado reparcheo, con materiales no adecuados que se han ejecutado en este lugar, es solo un ‘pañito de agua tibia’.
Bucaramanga tiene 628.33 kilómetros de vías urbanas y, de acuerdo con los estudios técnicos hechos por la UIS y el Programa Bucaramanga Cómo Vamos, el 92 % de su pavimento ya cumplió su tiempo de vida útil.
Esos mismos estudios revelan que, en materia de asfalto, la capital santandereana registra un atraso en el mantenimiento de sus vías que se remonta a, por lo menos, diez años atrás.
Lo anterior sin contar que hay muchas vías que requieren el cambio de redes públicas y, por ese mismo motivo, ni siquiera figuran en los cronogramas de resellos de la Secretaría de Infraestructura Municipal.
Así las cosas, no deberíamos extrañarnos y entender que por razones obvias las vías que recorremos a diario registran grietas, hundimientos y huecos por doquier.
Lo peor es que, según los estimativos oficiales, para recuperar los sectores más críticos sería preciso invertir una suma cercana a los $ 200 mil millones.
Los escasos resellos que ha contratado la administración local no representan ni el 5 % de los arreglos que las vías requieren.