Bucaramanga
Así ha sobrevivido el activista que lleva dos días trepado en un árbol en Bucaramanga
David Carvajal Guerrero tiene 29 años y reside en el barrio Miramar, ubicado en el Norte de Bucaramanga. Su nombre saltó a la palestra pública el pasado domingo al mediodía cuando, burlando la seguridad, ingresó a la Normal Superior de Bucaramanga y se subió a un árbol para evitar que lo talaran.
Desde entonces han pasado 48 horas y sigue allí protestando, a casi cinco metros de altura, aferrado a las ramas esperando un documento en el que el alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, afirme que se suspende la tala de árboles en el área donde se construye el Intercambiador del Mesón de los Búcaros.
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“De acá no me bajo hasta que la Alcaldía envié un documento en el que se comprometa a suspender la tala de árboles en La Normal e instale una mesa de trabajo para evaluar el rediseño de la obra. No tengo ningún problema en quedarme a vivir acá el resto de mi vida acá”, le dijo a Vanguardia.com el activista.
La trepada
El sábado al mediodía, cuando se conoció que la Alcaldía avanzaba con la tala de árboles, David inmediatamente se trasladó a La Normal para iniciar la protesta.
“Me enteré por redes sociales y de una me trasladé a la Normal. Empezamos la protesta con varios amigos pero no detenían la tala. Al día siguiente volví, aproveché un descuido del vigilante y me subí en el árbol para evitar que también lo talaran”, relató David.
Las horas pasaban y pese a la insistencia de las autoridades para que se bajara, el activista se negó y se aferró a las ramas para pasar su primera noche en el árbol.
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“Fue muy difícil. Tenía miedo de quedarme dormido y caerme. Llevaba una cobija y me amarré del pecho a una rama gruesa. Utilicé los cordones de los zapatos también para amarrarme al árbol y evitar así una caída. La verdad casi no dormí. Mi fuerza vino de un grupo de amigos que pasaron la noche conmigo desde afuera. Yo los escuchaba tocando guitarra y cantando y eso me hizo aguantar”, le dijo David a Vanguardia.com.
Con grandes afujías, el activista logró pasar la primera noche trepado en el árbol. Al amanecer del lunes David ya estaba en la mira de los medios de comunicación que difundían la noticia a todo el país.
Las hormigas
En horas de la mañana del lunes el cansancio en el rostro de David era evidente. Las pocas horas de sueño, el frío y el hambre empezaban a pasarle factura al activista.
Fue entonces cuando cerca de las 9:00 a.m. un grupo de estudiantes de La Normal le entregaron a David una hamaca, frazadas y agua.
“Fue un respiro porque lo más difícil había sido estar cambiando de posición cada momento por no tender donde recostar el cuerpo. La hamaca me permitió descansar mejor y el agua me han mantenido hidratado”, dijo David.
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En el trascurso del lunes la naturaleza también hizo lo suyo y lo mordieron varias hormigas. A esto se sumó que debía orinar en un tarro y que durante la tarde y noche cayó un torrencial aguacero en el sector.
Ante las evidentes dificultades, a la 1:00 a.m. de este martes una comisión de la Cruz Roja llegó al sitio para evaluar la condición médica del activista. Durante 30 minutos el equipo médico lo examinó, estableciendo que se encuentra hidratado y estable.
Pese a las difíciles condiciones, el activista le aseguró este martes a Vanguardia.com que recobró fuerzas. “La hamaca me permitió dormir varias horas y eso me ayudó a retomar fuerzas. Me mantengo en huelga de hambre, únicamente estoy tomando agua”, expresó David.
“De acá no bajo”
Este martes en la mañana circulaba el rumor de que las autoridades coordinarían un operativo para bajar al activista del árbol.
“Yo de acá no bajo y si las autoridades intentan hacerlo por la fuerza les advierto que lo que me pueda pasar es responsabilidad de ellos. La única manera para que me baje es que la Alcaldía firme un documento en el que se compromete a no talar más árboles en La Normal”, dijo el activista.
Mientras la Alcaldía se pronuncia, David permanecerá en el árbol ante la mirada de la Defensoría del Pueblo, los Bomberos, la Cruz Roja y la Policía que permanecen atentos al desenlace que pueda tener esta historia.
El activista
David estudió tres semestres de derecho y otros tres de trabajo social en la Universidad Industrial de Santander, UIS. Aunque dejó la academia por el activismo social, dice que entre sus planes está retomar nuevamente sus estudios.
No es la primera vez que este activista está bajo la lupa de la opinión pública. En febrero de este año, junto con otros jóvenes del colectivo ‘Muros Con Sentidos’ le declaró la ‘guerra’ a los políticos de Bucaramanga, al pintar de blanco la publicidad que las diferentes campañas colocaron en los muros de la ciudad.
Y mientras se resuelve lo qué pasa con los árboles su particular protesta ha dividió opiniones. Por un lado están quienes lo apoyan y respalda su lucha y por otro los que dicen que se trata de un “desocupado” que está deteniendo el progreso de la ciudad.
“Gracias a los que me apoyan, es una ayuda invaluable. A los que no lo hacen les digo que vengan al árbol en el que estoy y verán que esta causa vale la pena. Estoy seguro de que los puedo convencer”, dijo.