Colombia
El 4 de febrero empezará a regir ley de donación obligatoria de órganos
Donar los órganos de un familiar fallecido es un acto que puede salvar la vida de al menos 55 personas. El cálculo lo hizo el Instituto Nacional de Salud (INS), entidad que tiene a cargo la política nacional de donación de órganos. Una tarea nada sencilla, pues en Colombia hay cerca de 2.500 pacientes en lista de espera. La mayoría (2.085) esperan trasplante de riñón.
Los pacientes que están en la lista de espera tienen anotado el día 4 de febrero en su calendario. Es entonces cuando comenzará a regir la Ley 1805 de 2016, impulsada por el representante Rodrigo Lara. Uno de los aspectos más llamativos de la nueva ley es que permite a los médicos disponer de los órganos de las personas fallecidas que en vida nunca no se opusieron a la donación
Actualmente, los médicos deben adelantar un proceso administrativo con las familias de la persona fallecida. La ley también ordena a los hospitales “contar con recursos humanos y técnicos idóneos a fin de detectar en tiempo real a los potenciales donantes”.
En teoría, los hospitales ya deben estar listos para agilizar el proceso de donación de órganos. De acuerdo con la Red de Donación y Trasplantes de Órganos y Tejidos, la lista de espera solamente muestra una pequeña cantidad de pacientes que necesitan trasplantes. “Hay por lo menos 50.000 personas que esperan órganos y tejidos. Ingresar a la lista puede tomar tiempo”. Así lo explica Adriana Segura, directora de entidad.
A la ley promovida por Rodrigo Lara se sumaba a la de Efraín Cepeda, congresista que propuso que los donantes de órganos se acreditaran ante la Registraduría o el Ministerio de Transporte, de tal manera que la persona donante contara con un sello en su pase o cédula. A juicio del presidente Juan Manuel Santos, esta idea es inconveniente y por eso no la sancionó y la devolvió al legislativo.
A juicio del presidente, se deben ajustar otros asuntos como la prohibición de sacar del país tejidos, órganos o de médulas óseas. “Esta prohibición legal absoluta implica que puedan desperdiciarse órganos que no se requieren”.
¿Listos para la nueva ley?
Más allá de la polémica por las propuestas del senador Cepeda, hay una expectativa importante por lo que va a suceder después del 4 de febrero. Asociaciones médicas y fuentes oficiales consultadas por el periódico aliado El Colombiano coincidieron en que hay varios temas que ajustar.
Habría que empezar porque hay 55 centros médicos (IPS) en el país capacitados para realizar trasplantes de cualquier tipo de órgano. Estos centros representan el 17 % de las IPS acreditadas en Colombia.
Una de las voces más críticas en este proceso es la de Alejandro Niño, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Trasplantes de Órganos (ACTO). “Desde un comienzo le hemos dicho al Gobierno que este tipo de leyes solamente funcionan si van acompañadas de un proceso de educación fuerte. De lo contrario, la ley podría tener un efecto paradójico: en lugar de aumentar el número de trasplantes, podría disminuir”.
Como lo ha aceptado el mismo Gobierno, alrededor del trasplante de órganos existen mitos que han perjudicado la donación de órganos. Se dice, por ejemplo, que una persona enferma no puede donar o que al donante “lo van a desfigurar”. Por estos supuestos, según Niño, es que miles de personas se abstienen de donar.
El trámite de donación de órganos es bien conocido por la doctora Claudia Vélez, coordinadora operativa de trasplantes en el hospital San Vicente Fundación. Actualmente, como explica Vélez, los médicos tienen que solicitar el consentimiento de los familiares de la persona fallecida antes de extraer los órganos necesarios.
Para Vélez, fue pertinente que no se aprobara el trámite en la Registraduría para ser donantes: “No todo el mundo tiene 30.000 pesos para ir a sacar una declaración extrajuicio y certificarse ante la Registraduría sobre esto”.
Más allá del trámite administrativo, la investigadora considera que no se ha puesto el foco sobre uno de los puntos más relevantes: la cultura de la donación: “Tenemos que ser conscientes de que hay una familia de por medio, de que se trata de la muerte de un ser querido. Imponer una ley no implica necesariamente aumento de la tasa de donación. Usted como médico podría sacar lo que necesite, pero estaría dejando de lado el cuerpo que le pertenece a la familia. Lo que hay que hacer es educar a la población, explicar por qué es importante donar”.