Habla un hincha bumangués de la Selección Colombia: “Tocará hablar portugués”
A la hora del partido, las 9:00 p.m., tenía clase de francés. Tal vez por ‘moda’ me había metido en el cuento de aprender la que se conoce como la lengua romántica, la de la pasión y la de los perfumes.
Y aunque dominar el francés, en el papel, me permitiría acceder, en versión original, a los grandes textos de la literatura francesa; esa noche ‘Coca Cola mataba tinto’. O como me dijo mi hermano con su peculiar forma de hablar francés: ‘Le partidé mataba le clasé’.
¿Por qué decía eso?
Porque esa noche había nos tocaba ver el partido de la clasificación al Mundial de Francia 1998.
Lo digo en voz baja: fue una de las pocas ediciones en mis casi 24 años de trabajo en Vanguardia Liberal, que entregué la página de Bucaramanga bien temprano: a las 6:00 p.m. Doña Leo, la Jefe de Producción de Vanguardia Liberal de ese entonces, casi me agarra a besos.
Era chistoso: había cambiado la clase de la lengua de Víctor Hugo, de Molière y de Jean-Paul Sartre, por la cátedra de fútbol que esa noche nos regalarían Miguel Calero, en el arco; Wilmer Cabrera, el héroe de la noche; Jorge Bermúdez, el patrón; y los infaltables Iván Ramiro Córdoba, ‘Chicho’ Serna, Rincón, ‘Pibe’ Valderrama, ‘Tino’ Asprilla, ‘Pipa’ de Ávila y ‘Aristigol’, como le decíamos al Víctor Hugo de la ‘Colombie’.
Recuerdo que poco antes del partido llamé al ‘enseignant’. Escribámoslo de una forma más popular: le ‘pegué un telefonazo’ a mi profesor de francés, para decirle la única frase que se me ocurrió: “esta noche, no me espere en la clase”.
Después de la victoria 1 a 0 frente a los venezolanos, con un gol de Wilmer Cabrera, mi hermano me recordó: “ahora sí le tocará hablar francés, porque le tocará ir al Mundial Francia 1998”.
¡Y no era para menos! el equipo de Hernán Darío Gómez había clasificado a la Selección Colombia por cuarta vez en su historia. Y aunque tocaba aprender francés, también debo decirlo en voz baja, al final nunca lo aprendí. Es más, tampoco fui al mundial: me tocó verlo por televisión.
Hoy, 16 años después, cuando por quinta vez nos clasificamos a un mundial, con todo y susto por el feo partido que se jugó, comienzo a entender que si no fue francés, a lo mejor podría empezar a recibir clases de portugués, pues el mundial será en Brasil 2014.
No sé, de pronto ‘você consegue entender o que esta lendo’. Y si entendió lo que acaba de leer, también comprenderá que con lo negado que soy para los idiomas y para el fútbol, tampoco aprenderé a hablar portugués. Algo más: con lo caro que resultará viajar a Brasil, me tocará ver otra vez el mundial por T.V.