Barcelona consiguió la cuarta copa seguida
El Barcelona, guiado por un espectacular Andrés Iniesta, recuperó ayer la excelencia y desarboló (0-5) a un Sevilla irreconocible para revalidar el título y ceñirse su trigésima corona de la Copa del Rey y la cuarta consecutiva.
Apareció en la primera final del Wanda Metropolitano la mejor versión del conjunto de Ernesto Valverde, muy distinta a la que le costó la eliminación de la Champions en Roma, y no tuvo rival, porque los hombres de Vincenzo Montella plantearon muy poca oposición, todo lo contrario que ocurrió hace dos años, cuando hubo que acudir a la prórroga.
Aquella derrota en el Olímpico romano obligaba al Barcelona a tratar de paliar la tremenda decepción con el doblete. La primera parte del ‘trato’ ya la tiene en el bolsillo, la segunda, la Liga, llegará en los próximos días.
Lo logró con rotundidad y hasta con una lección de fútbol más que notable ante la que el cuadro andaluz poco o nada pudo rebatir. Cuajó un pésimo encuentro del que se salvaron muy pocos.
La concentración con la que salió el Barcelona, el esfuerzo por la presión y la recuperación rápida del balón, anunció lo que iba a ocurrir. Los de Valverde, liderados por un magnífico Andrés Iniesta y por la magia de Leo Messi, fueron un huracán que asoló la línea de flotación del conjunto sevillista, constantemente desbordado.
Luis Suárez (14’ y 40’), Lionel Messi (31’), Andrés Iniesta (52’) y Philippe Coutinho (69’) marcaron los tantos del cuadro ‘culé.
Lo mejor del último tramo fue la ovación que recibió de parte de ambas aficiones Iniesta, todo un símbolo del fútbol español e internacional, cuando fue sustituido tras asegurar su trigésimo primer título, tantos como Messi.