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Un penal marcó el nacimiento de las nuevas estrellas del fútbol santandereano
Dicen que pararse a 11 metros de un hombre, con la idea de 'fusilarlo' con un balón, no es la mejor forma de decidir la suerte de 22 historias que no encontraron otra forma de resolver sus diferencias en el terreno de juego. Pero así es el fútbol. Esos son los penales.
En 1.994, el mejor jugador del planeta, Roberto Baggio, tuvo la responsabilidad de patear el cuarto lanzamiento en la final de la Copa Mundo de Estados Unidos. Lo envió tres metros por encima del arco. Lloró por horas. Años después sentenció: “Los penales los fallan quienes tienen el coraje de tirarlos”.
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El santandereano Daniel Pedrozo no había nacido ese 17 de julio de 1994. Ese día Baggio falló el penal que marcaría su carrera. Quizás ni siquiera estaba en los planes de sus padres. Pero este viernes, muy lejos del estadio Rose Bowl en Estados Unidos, en la cancha Tulio Ospina de Bello, en Antioquia, Daniel tuvo el valor de asumir el cuarto penal. El mismo que falló el italiano. Daniel juega en la Selección Santander Infantil de Fútbol. Los penales definían si santandereanos o tolimenses avanzaban a la final del certamen.
Pateó como dicen los cánones del fútbol: fuerte y a una punta. Sin embargo, el portero del Tolima adivinó su intención y selló el destino de 11 niños santandereanos, que estuvieron cerca de coronar el primer título para el departamento en más de 20 años.
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Daniel habló con sus padres, con los entrenadores, incluso con el estratega de la Selección Colombia. Todos trataron de consolarlo. Querían hacerle entender que la suerte es así. Que no fue su culpa. Sin embargo, Daniel solo tiene 13 años. Tardará en entender que la belleza del fútbol no está en ganar, sino en amar su esencia, su locura, su naturaleza.
Amigos del alma
Cinco meses atrás, el profesor Fausto Alarcón recibió ‘carta blanca’ por parte de la Liga Santandereana de Fútbol para que reuniera a un grupo de niños que no se conocían. La idea era formar a uno de los mejores equipos del país.
Fausto y su equipo técnico recorrieron todo Santander. Buscaron a 300 muchachos en Barrancabermeja, Bucaramanga, Socorro y en cada rincón de esta geografía. Todos debían tener las mismas condiciones: muy técnicos y talentosos.
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Podrían ser brillantes, pero no eran un equipo. “Eran callados, hablaban muy poco. No confiaban entre ellos. Juntos consiguieron convertir sus debilidades en fortalezas. Formaron lazos de amistad muy fuertes, de esos que duran para toda la vida”, indicó a Vanguardia.com César Pasos, asistente técnico del equipo santandereano.
Desde diciembre pasado compartieron seis días por semana. Quienes no vivían en Bucaramanga se quedaron en las casas de los ‘profes’ o de sus nuevos amigos. Se reían juntos, entrenaban juntos, aprendieron a jugar juntos. “El fútbol por naturaleza hace amigos”, dijo Fausto.
Jugaron como ‘viejos conocidos’
Quienes tuvieron el placer de ver a este equipo, pudieron recordar las viejas glorias del fútbol santandereano. Pequeños herederos del talento de Hernán ‘El Cuca’ Aceros, Misael ‘El Papo’ Flórez o el propio Sherman Cárdenas.
Superaron a todos sus rivales para llegar a la ronda final, en la que vencieron a los siempre favoritos: Atlántico, Valle y Bolívar. Parecía una final cantada contra Antioquia.
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No obstante, cuando el portero del Tolima desvió el tiro de Daniel se desató una tristeza incontrolable en el equipo ‘hormiguero’. Perder duele. Quizás no fue la derrota lo que les dolía a estos niños. Era el fin de la historia de un equipo que sin duda mereció mucho más.
Todos lloraron como lo que son: niños. Pero de las tinieblas, las voces de Breider Villalobos, Juan Pablo Jiménez o del capitán Andréi Correa, quienes se comportaron como verdaderos líderes, les recordaron a sus compañeros, que la historia para ellos apenas comienza.
La historia continúa
El penal fallado por Daniel fue el final del camino en el certamen nacional de 2017 de este grupo. Pero es el nacimiento de una camada de nuevas estrellas del fútbol local.
Jairo Niño, presidente de la Liga Santandereana de fútbol, dice que los tiempos difíciles en la Liga han quedado atrás. “Este años nos faltó suerte, pero estamos haciendo el trabajo como se debe. Estamos muy cerca de volver a ganar un título nacional”.
El directivo explicó que este equipo no se va a desintegrar. Todo lo contrario, el otro año cambiarán de categoría. Serán más fuertes, jugarán mejor, serán más amigos y sobre todo tendrán una segunda oportunidad. Después de todo como dice un viejo adagio: “el fútbol siempre te da revancha”.