El Banco no va a permitir que se dispare la inflación: Cano
Después de una ‘temporada’ de tasas de interés quietas, el Banco de la República decidió, en septiembre, hacer un aumento de 0,25%.
Así las cosas, tras 13 meses de quietud, la tasa de intervención del Banco quedó en 4,75%. Este cambio se da en medio de una coyuntura clave para la economía, que se debate entre impulsar el crecimiento y mantener controlada la inflación.
En diálogo con Vanguardia Liberal, el codirector del Banco de la República, Carlos Gustavo Cano, habló de lo necesario que era este movimiento en política monetaria para que el país no ‘sufriera’ más adelante. Así mismo, indicó por qué el banco no tiene en la agenda una intervención sobre el mercado de divisas.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
Algunos codirectores dijeron que estaban a favor de mantener quietas las tasas de interés pero sorpresivamente, la decisión fue subirlas, ¿qué fue lo que pasó?
Yo desde julio empecé a manifestar la necesidad de subir tasas con base en la intuición que me indicaba que las expectativas de inflación se podían desanclar. Esa discusión empezó en la junta y no es que no hubiera discrepancias, las diferencias eran sobre la oportunidad de empezar a hacerlo. En la junta de septiembre los últimos datos disponibles nos daban cuenta, no solo de que continuaba la persistencia inflacionaria por encima del techo del rango meta durante 7 meses consecutivos, sino que la inflación sin alimentos superó el techo situándose en 4,2%, el promedio de las inflaciones básicas por onceavo mes consecutivo
¿Cree que el mensaje del Banco fue claro?
Esa unanimidad fue un mensaje contundente en el sentido de ratificar que el Banco y su junta no van a permitir que la inflación se dispare. Una autoridad monetaria comprometida con el mandato constitucional de una inflación baja y estable, ese fue el mensaje.
A su juicio, ¿ya se terminó de trasladar la inflación a los transables?
Uno nunca puede dar una última palabra en una junta de banco central. Nos alimentamos de los últimos datos y cada día trae su afán. Sin embargo, en conversaciones con el empresariado, parece que no hubiese completado todavía el traspaso de la devaluación hacia la formación de precios.
El aumento de 25 puntos básicos que decidió la junta en septiembre, ¿cuándo se va a ver reflejado en el costo del crédito para las personas?
Esa es una tasa que le está diciendo al sistema financiero: yo le doy liquidez a ese costo o le recibo liquidez a ese costo y ahí comienza el mecanismo de transmisión que es lo que nos interesa, ese mecanismo llega hasta la tasa que los bancos les brindan a los hogares y a las empresas. Esa es la tasa que es la base para la toma de decisiones y ese tránsito puede tomar entre 12 y 24 meses, en promedio 18 meses aunque ese cálculo no es exacto.
¿Por qué le preocupa tanto la tasa de interés real cercana a cero o negativa?
La tasa de interés nominal del país es 4,75%, pero la tasa de interés real es ese porcentaje menos la inflación. Cuando la nominal permanece fija y la inflación empieza a aumentar, al sustraer el IPC de la misma vemos que los últimos cinco meses esa tasa estuvo muy cerca de cero, incluso, en agosto que la inflación subió a 4,7%, estuvo en negativo en -0,2%. La permanencia de este índice en negativo por un tiempo prolongado puede poner en riesgo la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda, es decir, generar aún más inflación.
¿Cuál va a ser el efecto de la inminente subida de tasas de interés por parte de la Fed?
En buena parte ya los ha tenido, a pesar de nuestro déficit de cuenta corriente que es abultado, que fue del 7% en el primer trimestre y probablemente lleguemos a un final de año con 6% o superior y esto tiene que ser financiado con un superávit de la cuenta de capitales. Sin embargo, la confianza internacional en Colombia sigue firme, no hay riesgos de modificación a pesar de un menor ritmo, sigue entrando IED y de portafolio.
Algunos analistas dicen que subir las tasas nos podría llevar a un escenario como el de Brasil, ¿qué piensa sobre eso?
Yo creo que Brasil es un excelente ejemplo de lo que uno no debe hacer. Nos enseña a no demorarnos. La anticipación tiene un rédito y un riesgo, pues los reajustes adicionales en el futuro, si uno se anticipa, se reducen. Reaccionar tarde es contraproducente y puede golpear a la economía.
¿En la agenda ha estado la intervención del mercado cambiario para frenar el alza del dólar?
No, no se ha discutido y no está en la agenda de la Junta. En mi opinión, no ha sido excesiva la devaluación, lo que fue excesiva fue la revaluación. Obviamente la destorcida, que fue abrupta, tuvo perturbaciones en el mercado y en la inflación, pero eso será por una sola vez.
Hay que preservar el régimen de flotación cambiaria que ha sido muy positivo frente a los choques externos. Tiene que obrar como un filtro frente a este tipo de escenarios, que pueden ser positivos o negativos.
¿Qué tanto le preocupa el nivel del déficit de cuenta corriente?
Yo creo que el Gobierno va en la dirección correcta desde el punto de vista fiscal. Si uno se vuelve al pasado, tal vez se pudo ahorrar más en el momento del auge, pero ahora son responsables, pues han reducido de manera sensible el gasto público. Es bueno respetar la regla fiscal, pues le da credibilidad al país en el mercado internacional.
¿Se está preparando el país para una reforma tributaria estructural?
Colombia tiene un nivel de tributación muy bajo, es de cerca del 15% sobre el PIB, mientras en otros países de la región es del 20% y el 30%, pero al mismo tiempo las tarifas impositivas sobre los empleadores y sobre los empleados son las más altas de la región, ¿Cómo se explica esa paradoja? Es por la falta de cobertura. En Colombia pagamos impuestos muy poquitos, entonces sostenemos la carga de una enorme evasión y una aguda falta de cobertura. Esa corrección hay que darla para ser competitivos.