$1 billón vale recuperar zonas del país afectadas por PC
La pudrición de cogollo, PC, enfermedad que acabó con 30 mil hectáreas de palma aceitera en Tumaco, Nariño, y ya se llevó 35 mil hectáreas en Santander (Puerto Wilches) y el sur de Bolívar (Cantagallo), sigue siendo el problema fitosanitario más complejo y galopante del país.
A su paso ha dejado ruina y desolación en esas otrora zonas productoras del país.
A juicio de presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Fedepalma, Jens Mesa Dishington, para recuperar esas regiones se requiere una inversión de $1 billón.
Y no es que le estén pidiendo esa cifra al Gobierno Nacional, sino que se haga participe de un programa que tiene como finalidad que esas zonas palmeras vuelvan a ser productivas.
Fedepalma propone que el Gobierno los ayude con el 25% y ellos colocarían el restante 75%, donde jugaría un papel sustancial la banca, pues hay que recurrir al crédito.
Durante el desarrollo del XLIV Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, que se efectúa en Cenfer, en Bucaramanga, el directivo dijo que los palmeros le devolverían al Estado su aporte en un futuro no lejano, en desarrollo de infraestructura, impuestos, empleo y progreso en el sector rural que se intervenga.
Frente al estacamiento de las siembras de palma en el país, Mesa Dishington expresó que el clima de inversión agropecuaria ha cambiado, ante una serie de incertidumbres que el gremio ha venido señalando: la inseguridad jurídica con las tierras; la poca claridad en el tema laboral y la pretensión de formalización del Gobierno; la Ley de Competencias, donde el agro debe tener tratamiento especial, pero que lleva seis años sin reglamentarse, y un proceso de paz en La Habana inconcluso que ha tomado más tiempo que el esperado por el mismo Gobierno. “Son señales que afectan el clima de inversión, por lo que es preferible volverse más competitivo que pensar en expandirse”, agregó.
Riego y drenajes
El cambio climático se convirtió en la principal talanquera para la producción del sector agropecuario colombiano. A juicio de Jens Mesa Dishington, presidente ejecutivo de Fedepalma, la palma aceitera que se siembre a partir de la fecha en Colombia debe tener riego para afrontar el fenómeno de El Niño y drenajes para recoger las aguas que trae consigo el fenómeno de La Niña.
“Ningun palmero debería sembrar una sola palma sin haber hecho toda la adecuación que se requiere, pues eso es lo que hace la diferencia económica”, agregó.
El directivo dijo que en el afán y cuando hay “boom” en algunos sectores, se piensa que todo se puede sembrar fácilmente y no es tal, pues hoy, incluso quienes tenían embalses se vieron en dificultades, pues estos se secaron al tenerse tres años de altas temperaturas y bajas precipitaciones.