Ecopetrol reveló causas de afloramiento de crudo en La Fortuna, Santander
El afloramiento tardó cerca de 28 días en ser controlado. Sin embargo, pescadores y comerciantes de La Fortuna alertaron que las repercusiones ambientales persistirán por varias décadas.
¿Qué dice el informe oficial?
Ecopetrol aseguró que fueron cuatro las causas que generaron el afloramiento y que si alguna de ellas hubiera faltado, no se hubiese registrado el fenómeno, y lo calificaron como “atípico, imprevisible, de múltiples causas, extraordinario y con probabilidades casi inexistentes de repetirse en el futuro”.
La primera de las causas, según la empresa, obedeció a que una firma contratista que evaluó la posible reactivación o el cierre definitivo del pozo La Lisama 158 realizó trabajos en el sitio y “produjo la caída de una sección de tubería al fondo del mismo, que originó la ruptura del “blanking plug”, un tapón o barrera que impide que los fluidos del yacimiento lleguen a la cabeza del pozo”. Ecopetrol presentó demanda contra dicha empresa en el Tribunal Contencioso Administrativo de Cundinamarca.
Por otra parte, la estatal petrolera explicó que tras la ruptura del “blanking plug”, se produjo un influjo imprevisto de crudo, que requirió para su control la inyección de fluidos a una alta presión, lo que “pudo generar la pérdida de integridad mecánica en el revestimiento de producción de 9 5/8”, afectado por corrosión”.
Asimismo, el reporte expone que en la zona de ubicación del pozo hay un sistema natural de fallas geológicas que “permitió que los fluidos del pozo migraran por dichas fallas y afloraran en superficie”.
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Finalmente, se expuso que una sobrepresión a lo largo del tiempo en la parte superior del yacimiento “contribuyó a que en un predio cercano al pozo emanaran los fluidos, una mezcla de agua, lodo, crudo y gas”.
¿Cómo va la recuperación ambiental?
De acuerdo con el comunicado de Ecopetrol, “el plan de atención y recuperación integral de la zona ha permitido el adecuado regreso a sus hogares de 63 familias reubicadas temporalmente; la recuperación de las condiciones ambientales del área; la limpieza de las fuentes hídricas, que hoy no tienen presencia de crudo; y el desarrollo de un plan de inversión social y ambiental para impulsar la actividad económica de la región y mejorar las condiciones de vida y bienestar de sus habitantes”.
A su turno, el pasado 25 de abril, expertos de la ONU entregaron un informe en el que anunciaron que aunque visualmente es muy impactante, el evento es de dimensión media y el proceso de recuperación de la zona se podría tardar un año aproximadamente.
No obstante, biólogos consultados por esta redacción afirmaron que “lo peor estaría por suceder. El afloramiento mató a los peces que se encontraban cerca de la superficie, pero cuando el crudo se vaya hasta el fondo de los afluentes hídricos afectados, manchará las rocas de las que se alimentan especies como el bagre y el bocachico. Además se pueden afectar las demás especies que no resultaron dañadas durante el derrame”.
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Los pescadores expresaron que “da tristeza mirar ahora a Caño Muerto. En su tiempo, el pescado ‘hervía’, nos llevábamos hasta 400 pescados en cuatro recorridos. En este momento no se ve ni un pescado, la mancha aún persiste y tendrán que pasar hasta 40 años para que este criadero vuelva a ser el mismo”.