El nuevo circo de Incubaxion Teatro
El circo nace en el seno de la Grecia antigua, cuando el pueblo se congregaba en los hipódromos a presenciar un espectáculo en el que se celebraba el regreso de los guerreros. Esta costumbre llegó hasta el Imperio Romano convertida en un evento público en el que se realizaban carreras de carros y caballos, además de los muy conocidos –gracias al cine hollywoodense– enfrentamientos a vida o muerte entre hombres y animales.
Si bien la acrobacia, el malabarismo, el contorsionismo y otras prácticas corporales usadas en la preparación de guerreros, en rituales religiosos y en fiestas populares – y que son anteriores al circo mismo– perdieron protagonismo tras la decadencia de las antiguas civilizaciones occidentales, durante la Edad Media empezaron a resurgir, y ya en el Renacimiento los artistas circenses aparecieron de nuevo en pueblos y calles de muchos países europeos, con espectáculos que buscaban encantar y entretener al público.
Unas cuantas décadas después, hacia 1761, nació en la Gran Bretaña el circo tradicional, impulsado por el cabo Philip Astley, quien una mañana se dedicó a hacer malabares, cabeza abajo, en el lomo de su caballo. Luego, y tras la acogida de su espectáculo, al que sumó acrobacia, domadores y payasos, se estableció en Londres, en un terreno que rodeó de gradas y de barreras, al que llamó ‘Royal Amphitheatre of Arts’, del que luego abriría una sucursal en París. Pero sería hasta comienzos del siglo XIX, más exactamente en 1815, cuando aparecieron, por primera vez, elefantes en el espectáculo circense, innovación de H. Bailey, considerado por algunos como el verdadero iniciador del circo tradicional.
Y aunque durante la historia del circo las funciones han ido cambiando merced a los tiempos, culturas y lugares, se han mantenido, como constante, actos impactantes que apuntan a despertar la imaginación de las personas. Así, junto a las fantásticas actuaciones de los artistas circenses, y como elementos característicos e imprescindibles, están la alegría, el color, el buen humor y la diversión, que hacen que los pueblos contemporáneos sigan conmocionándose con la llegada de los circos y sus espectáculos, que combinan teatro, danza, malabarismo, payasos y acróbatas. Esta conjunción de elementos es la que ha hecho que bajo las enormes y coloridas carpas del circo se haya vivido, durante siglos, un mundo fantástico, un espacio diferente a la realidad, en donde todo es posible, donde los límites de la más inmediata cotidianidad humana se ven alterados gracias a la magia, los trucos y los variados actos que despliegan los artistas. El circo de hoy, que se presenta en carpas muy modernas, adaptadas con nuevas tecnologías, al igual que en espacios no convencionales, calles, auditorios y teatros, no ha perdido un ápice de su magia.
Santander no ha sido ajeno al encanto del circo, y en sus tierras se ha cultivado con inmenso éxito esta tradición cultural, que próximamente se podrá apreciar en el espectáculo de circo ‘Nocturnos’, del reconocido y premiado grupo Incubaxion Teatro. Las funciones de esta nueva puesta en escena de Incubaxion Teatro tendrán lugar en el Teatro Corfescu, que regresa con el programa ‘Domingos en familia’, un espacio en que grandes y chicos pueden afianzar sus vínculos afectivos a través de diferentes presentaciones, obras y espectáculos de sano entretenimiento cultural.