Novelas en la
El ingeniero electrónico Héctor Monroy Ayala (Bogotá, 1941) desarrolló durante muchos años una fructífera labor científica en universidades de Colombia, los Estados Unidos y Puerto Rico. Paralelamente, enriquecía su cultura mediante continuas lecturas, las que a la vez le produjeron cierta comezón por la creación literaria que solo pudo empezar a satisfacer una vez jubilado. Ahora que ha dejado atrás sus compromisos científicos, ha podido dedicarse por completo a ella. La presentación en Colombia del resultado de su trabajo como escritor tendrá lugar en el Salón Vizcaya del Hotel Dann Carlton de Bucaramanga, el próximo viernes 16 de octubre a las seis y treinta de la tarde.
Héctor Monroy Ayala hizo su aparición pública en 2011 con Una trama disoluta. Se trata de una novela de ficción histórica, en la que el protagonista, un puertorriqueño, busca sus raíces paseándose por la historia picaresca del continente, desde la época colonial hasta nuestros días, pasando por las vicisitudes de alcoba y los amores lícitos e ilícitos de españoles de abolengo ‒el “Pacificador” Pablo Morillo, por ejemplo‒ con indígenas andinos, entre quienes se cuelan esclavos africanos, colonos ingleses y hasta inmigrantes chinos. Tampoco falta el suspenso, que se mantiene hasta las últimas páginas. Podemos decir que es todo un gran retrato en clave de humor del mestizaje de nuestra América.
En 2013 aparece la segunda novela de Monroy, La importancia de morir la víspera. Empieza en Indonesia en 1815 con la gran explosión del volcán Tambora, que afectará no solo la vida de un soldado napoleónico de servicio por esas tierras, sino las de todos sus descendientes, las muertes de muchos de los cuales estarán también ligadas a explosiones de otros grandes volcanes en diversas partes del mundo, incluyendo la de nuestro Puracé en 1948. Termina en la Bogotá de nuestros días, cuando el último de la estirpe, un científico de las ciencias atmosféricas, intenta desafiar el destino convencido de la importancia de morir la víspera. Aquí tampoco faltan el humor y el suspenso, mientras el autor se pasea por todo el globo terráqueo sacando buen provecho de su formación científica.