Treinta años en la memoria
En treinta años pasan muchas cosas: por ejemplo, una bellota pasa de ser semilla a convertirse en un magnífico roble, un árbol prácticamente desaparecido de las tierras colombianas, pese a que alguna vez este fue el único país de Suramérica en tener bosques de robles. Pero esa es otra historia. En treinta años las generaciones se relevan, y muy probablemente los abuelos estarán meciendo, entre orgullosos y conmovidos, a sus primeros nietos. En treinta años mueren muchos hombres; de la mayoría, junto con su cuerpo desaparece el recuerdo, y si permanece su tumba, no hay pariente que vaya a limpiar abrojos y a ponerle flores.
Pero hay hombres cuyo recuerdo sobrevive, no solo entre su familia de sangre, sino en la memoria de un pueblo. Tal vez cada vez serán menos a quienes ese nombre les diga algo, pero seguramente su legado hablará por ellos, si no por ‘siempre’, sí por mucho tiempo.
Ese es el caso de Humberto Martínez Salcedo, nacido en Bucaramanga el 6 de julio de 1932 y fallecido en Iza (Boyacá) el 19 de enero de 1986. Tal vez los más jóvenes no lo recuerdan, ni a él ni a sus entrañables personajes, pero los que no lo somos tanto sí que tenemos en la memoria al ‘Maestro Salustiano Tapias’, de Sábados Felices, o al ‘Maestro Taverita’, de Don Chinche, personajes que lo convirtieron en el primer humorista del país.
Martínez Salcedo, bachiller del Colegio San Bartolomé de Bogotá y abogado de la Universidad Nacional de Colombia, fue actor de teatro, televisión y cine, pero también –como nos lo recuerda la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano– “libretista y director y uno de los pioneros de la Televisora Nacional. Trabajó en el Radio Teatro de la Radio Nacional de Colombia y en la emisora HJCK de Bogotá. Fue profesor de radio y teatro en las universidades Javeriana, Jorge Tadeo Lozano y Central. Ejerció como subdirector de Radio Santa Fe y de la Televisora Nacional, además de escribir para el diario El Espectador”.
El país entero conoció su “humor irreverente y cargado de críticas mordaces” a través de radioperiódicos como La Cantaleta (1958), El Pereque (1962), El Duende (1966), La Tapa (1967) y El Corcho (1973), en los criticaba duramente, pero con altura e inteligencia, el panorama político colombiano. Así ganó también reconocimiento como uno de los grandes imitadores de voces del país, y así se ganó también ser víctima de censuras, multas y cancelaciones de los programas por parte de la “tenaza empresarial conocida entonces como la Mano Negra”.
Martínez Salcedo fue, además, libretista, director y actor de los programas Telefiesta, Carrusel, El Mundo de Hoy, Colombia y su Folclor, Don Chinche y Sábados Felices, en los que escribía los libretos de las secciones ‘El Telechismero’, la ‘Telebobela’ y ‘A Reír en Serio’. En cine, protagonizó el largometraje colombo-venezolano ‘Mamagay’ (1977), dirigido por Jorge Gaitán Gómez, y fue actor y guionista, junto a Mario Mitrotti y Bella Ventura, de ‘El candidato’ (1978). También incursionó en el café concierto con obras como ‘Sexto mandamiento’ y ‘Prohibido para impotentes’. En 1984, recibió el Premio Nacional de Periodismo por su programa radial El Corcho.
La muerte lo sorprendió acostado en su cama, con un libro entre las manos, ‘Por quién doblan las campanas’, de Ernest Hemingway. “Con su estampa de quijote criollo se dejó morir en una venta boyacense, de muy cervantina manera”, dijo en su momento Daniel Samper Pizano.