Los sonidos de nuestra historia
Las sierras atacan indolentes la madera inocente: cada diente hincado sobre el espacio está acompañado por el sonido enfurecido de la mecánica interna del aparato demoledor; el corazón de quien esté por allí presente no se detiene; por el contrario, acelera cada vez más su ritmo. La cadena dentada de la sierra deja sus huellas, sus marcas dolientes. De pronto… el sonido atronador poco a poco desiste de habitar el lugar, y quedan allí signados los momentos de esta danza que ha sido capaz de inmovilizar nuestra percepción, pero solo por un momento, ya que nada aquí es gratuito. En este cimbrado de sierras hirientes sobre el llano y amplio espíritu de cortezas de árboles procesados, presentados en superficies planas para usos industriales, queda grabado un lenguaje estético, y las manos que dirigen el aparato demoledor no son manos comunes, ni violentas, sino las de un talentoso artista santandereano. Se trata del maestro Pablo Alfonso Rincón Zafra, que se encontraba preparando su exposición denominada ‘Debidamente / Dûment’, y que puede ser visitada hasta hoy 30 de julio en la sala de exposiciones de la Alianza Francesa de Bucaramanga.
Su método de trabajo –o técnica artística, si juzgamos por las herramientas que utiliza, sierras y escoplos que rasgan las láminas de madera prensada– bien podríamos calificarlo de una representación en esencia expresionista, con huellas de signatura abstracta. Pero su obra es algo más que la acción artística, en el sentido de un “action painting”, aspecto este conocido en el arte universal, cuya principal característica es la velocidad y la energía. La técnica del artista aporta un nuevo elemento: el sonido. Sirve este no solo como un motivador que afecta la sensorialidad del artista en el momento de ejecutar sus obras, sino que gracias al talento del maestro Pablo Alfonso, las marcas que la máquina infernal deja a su paso sobre la inocente superficie de madera son guiadas con verdadera sensibilidad estética, grabando los surcos de nuestra historia reciente, o recreando el ritmo del corazón apresurado de estos tiempos, que oprimen nuestra esencia. O rescatan estos sonidos entallados en la madera, como el poema ‘Corazón nuevo’, de Federico García Lorca: “Mi corazón, como una sierpe, / se ha desprendido de su piel, / y aquí la miro entre mis dedos / llena de heridas y de miel”.
Esos surcos grabados contienen los sonidos de historias innombrables y lejanas, como los viejos discos de vinilo, que solo nuestra sensibilidad puede oír para luego descifrar el mensaje. Poesía en esencia de nuestra inocultable historia y su sonido perturbador.
Entre ese dolor y esa esperanza se desenvuelven las obras del maestro Pablo Alfonso Rincón. Si bien para el arte abstracto no es requisito indispensable el sentido de significación, el talento de este artista santandereano de amplia y fructífera trayectoria nos estimula con fuerza indiscutible al diálogo entre el espectador y la obra. Tiene la virtud el maestro Rincón de dejarnos libres para interpretar, nos incita a ello, ya que su obra tiene la fuerza del control de las tormentas que son presentadas ante nuestros ojos con una calma estética capaz de decirnos algo nuevo. Tienen la capacidad estas obras de transformar nuestra apatía, ya sea de la vida cotidiana o de hechos históricos, en una comprensión nueva y vital. Solo grandes artistas, con obras importantes, como en este caso, son capaces de trascender nuestra indolencia frente a hechos que han marcado el trasegar de una sociedad y transformarlos en un horizonte que palpita entusiasmado, esperando que nos decidamos por construir un espacio, donde las sierras callen su sonido amenazante y ensordecedor, y se transformen en acciones en que la plenitud de la vida dance sin discriminación ni miedo alguno. Ese es el gran valor de estas importantes obras, que en buena hora nos trae el maestro Pablo Alfonso Rincón Zafra.
Pablo Alfonso Rincón Zafra, Bucaramanga, 1973
«Tiene la virtud el maestro Rincón de dejarnos libres para interpretar, nos incita a ello, ya que su obra tiene la fuerza del control de las tormentas, que son presentadas ante nuestros ojos con una calma estética capaz de decirnos algo nuevo»