Signos cardinales
El pasado 13 de julio se inauguró ‘Signos cardinales. Ciudades imaginarias – Arte joven’ en el Museo de Arte Moderno de Bucaramanga, que recoge fotografías, dibujos, pinturas y esculturas (entre otras técnicas) de artistas jóvenes de la región, cuyo quehacer artístico es casi desconocido para el público.
De acuerdo con el curador, Walter Gómez Céspedes, “El propósito de esta exposición es mostrar que los jóvenes expresan sus percepciones desde críticas fuertes y concretas como un llamado de atención a una sociedad que va dejando un mundo donde no resulta sencillo encontrar soluciones, pero tampoco es imposible construirlas juntos”.
Las obras presentadas, lejos de bucear en las complejidades de los lenguajes más contemporáneos del arte, o de aventurarse en elucubraciones oscurísimas, casi imposibles de explicar, de no ser a la luz de elaboradas edificaciones teóricas, ofrecen –unas con mayor fortuna que otras– de manera clara, pero no por ello carente de profundidad e incluso de cierto “veneno” (por copiar la expresión de un artista del circuito local), una mirada personal e íntima del entorno, tanto físico como emocional o mental. Esta mirada es esencialmente crítica, pero también contemplativa y propositiva. De ahí que la exposición resulte refrescante y liviana, al tiempo que da lugar al asombro, los cuestionamientos, las respuestas o las elucubraciones –e incluso la indiferencia– que cada espectador tenga a bien hacer.
Pero también, y esto es algo muy importante, le abre la puerta a las más jóvenes generaciones de artistas, y contribuye, desde un escenario institucional (que en la contemporaneidad no ha perdido totalmente su importancia), a la visibilización de su quehacer artístico, de su pensamiento, de su postura frente al mundo, en un discurso perfectamente válido y necesario en los tiempos que corren. Nunca sabremos, si no los oímos, la sabiduría que se esconde en ellos, parados como solemos estar, en los paradigmas de la sabiduría asociada a la edad per se. Nada más lejos de la realidad. Por ello, frente a estas propuestas, el espectador (incluso el más desprevenido) se ve abocado, de maneras directas o sutiles, a cuestionarse sobre ciertos asuntos que quizá por cansancio vital, por “agrisamiento” de la mirada, deja de ver en el día a día. Así pues, estos “signos cardinales” convocan a asomarse a los vericuetos del pensamiento y la mirada crítica y estética que tienen estos creadores para aportar acerca de los procesos sociales, culturales y humanos que confluyen en el crisol social. Podría decirse, haciendo eco del curador de la muestra, que se trata de una conjunción entre “la experiencia y la juventud [que] se complementan para valorar el arte; no desde la edad, sino desde los procesos y su trascendencia”.
En este sentido, ‘Signos cardinales’ se constituye en una apuesta por visibilizar las indagaciones artísticas de creadores noveles del entorno regional con el propósito de fomentar “una línea de investigación que insista en que la obra de arte, más que un objeto significante, construido y elaborado por autores, es también un proyecto que permite procesos de inmersión, de apropiación y de reconfiguración”. La ciudad es al tiempo la excusa para observar y registrar el entorno con una mirada crítica y reflexiva, pero también la posibilidad de, a partir de las diferentes “prácticas artísticas […] reconstruir la ciudad como un territorio maleable”.
El proyecto ‘Signos cardinales’ se “propone modificar las prácticas artísticas caracterizadas por políticas de exclusión de los artistas noveles [proponiendo] una lectura intergeneracional que amplíe la perspectiva de los proyectos culturales como procesos entre pares, sin distingo generacional, por medio del encuentro, la concertación y el diálogo”. Se parte del presupuesto de que la “historia del arte sitúa a lo históricamente aceptado como garantía de impacto, desconociendo las nuevas generaciones con sus visiones y propuestas, que traen consigo la posibilidad de mirar, actuar y reconocer desde otras posibilidades estéticas y conceptuales. La demolición de estos prejuicios pretende reformular este panorama e intenta intervenir directamente sobre esta mirada excluyente y romper estas lógicas de pensamiento”.
Artistas participantes
William Cordero Gómez, Ira (fotografía); Julián David Rincón, Tensiones vitales (fotografía); Marcela Pérez, Línea de agua (fotografía); María Isabel Patiño, Solu(os): de la luz y otras soledades difusas (fotografía análoga); Carlos Alfonso Hernández, Entidades (escultura); Ronaldo Gualdrón, Quijote (metal erosionado); Felipe Castellanos, Negros de Lugo- El nido (acrílico sobre lienzo); Carolyne Barco, Severa flor (serigrafía sobre tela estampada); Jonatan Salazar Bernal, Sensación (óleo sobre lienzo); Brian Gonzalo Suárez, Camino a Mamb (acuarela); Lica Prada, Entre pisos (instalación fotográfica); Alejandra Peñaloza, San Mateo en el olvido (grabado en linóleo sobre vidrio); Jefferson Andrés Guerrero, Agua, principio y fin (fotografía); Mayerly Andrea Suárez, Cambio (mixta); Joan Sebastián Suárez, Asunción y tragedia (carboncillo sobre madera); Esteban Mantilla, Megaforce (óleo sobre tela); Uriel Leandro Buitrago, Al desnudo (acuarela y lápices); Julián Villamizar, Florescencias vol. 2- ‘Los habitantes del olvido’ (fotografía digital); Jhon Fredy Calderón, Orchidaceae- Café Madrid (collage fotográfico); Cristofher Julián Espíndola, Necesidades básicas humanas (carbón natural, lápiz de carbón, lápiz de sanguina).