Cine hecho en Colombia
Virus tropical
Directores:
Paola Gaviria y Santiago Caicedo
Paola debe crecer y lidiar con la realidad de una familia “normal”. Como la mayoría, está llena de matices y la moldea para convertirla en alguien que quizás ella no quiera. Una lucha por su independencia en un contexto duro, lleno de estereotipos y apariencias. Es la adaptación de la novela gráfica homónima de Paola ‘Powerpaola’ Gaviria, artista colombo-ecuatoriana.
Somos calentura
Director :
Jorge Alberto Navas Gutiérrez
Buenaventura, el principal puerto de Colombia, es paradójicamente una de las ciudades más pobres del país. La violencia, la corrupción y el abandono marginan a los jóvenes a una vida de miseria e incertidumbre. En medio de esta realidad, Harvey y sus tres amigos deciden transformar la violencia en baile. Antes, campeones locales de baile urbano; ahora sobreviven del rebusque, mientras intentan escapar de su cruda realidad.
Matar a Jesús
Directora:
Laura Mora
Un par de meses después del asesinato de su padre, Paula cruza accidentalmente su camino con el asesino. Se verá obligada a definir los límites de su propia humanidad. El encuentro entre víctima y victimario revelará qué tanto se necesita para matar, sobre todo cuando el otro se convierte en un reflejo propio: una víctima también. Paula tendrá que decidir si perpetúa la violencia o la transforma.
Monos
Director:
Alejandro Landes
Lo que a primera vista parece un campamento de verano hedonista es en realidad el escenario de una misión en que los niños son soldados. Bajo el comando de ‘Wolf’, de escasos diecisiete años, su trabajo es asegurarse de que la “doctora”, de cuarenta y cinco, como llaman a la estadounidense secuestrada en sus manos, se mantenga con vida. Ella es el único adulto y, a veces, se encuentra jugando a ser madre en un universo donde el juego alimenta la locura.
Pájaros de verano
Directores :
Cristina Gallego y Ciro Guerra
En el desierto de la alta guajira -en donde la lluvia pocas veces cae- en la década de los setenta una tormenta empezó como llovizna consoladora. Pero esta tormenta no fue de aguas y de vientos venidos de la sierra; fue de una hierba salvaje que abundaba y crecía por la gran montaña, que enloqueció con sus placeres a los blancos del norte y con sus favores a los indígenas, negros y colonos del Caribe. Y como los pájaros de verano, que solo vienen cuando el suelo es fértil y prometedor, esta hierba se fue, dejando a su paso solo muerte y desolación.