Por una Colombia
El Museo de Arte Moderno de Bucaramanga nuevamente abrió sus puertas a una serie de obras que indagan por esa condición que ha hecho del país un lugar único y especial, su multiculturalidad. En esta ocasión, en el ‘V Salón BAT de arte popular’ los espectadores podrán sumergirse en un espacio en que las disímiles formas de vida que se encuentran en Colombia se fusionan en un mismo escenario. Desde el ingreso a la Sala 1, la fotografía de José René Arcos Bacca, con ‘Inti Raymi, arhuaco comiendo cuy’, y de Jorge Eliécer Contreras Lazzo, con su obra ‘Luz para el fuego’, lucen imponentes con esa diversidad de colores y costumbres que se retratan en estas imágenes que rinden tributo a nuestras raíces indígenas. De igual forma, Nidia Isabel Peña Rivera, quien con su cuadro ‘Orgullosamente indígena’ captó la esencia de una joven mujer, fiel a su cultura, unida a la Madre Naturaleza.
En esta exposición. en que los artistas empíricos son los protagonistas, emana el arte de Eduardo Muñoz Lora, considerado como el maestro del “mopa-mopa”, expresa su “cosmovisión ancestral” con dos obras que recrean esos imaginarios milenarios. En este proceso, la religión sigue imponiéndose y, de manera consecuente con este hecho histórico, el espectador podrá apreciar la obra ‘La virgen de la plaza’, en que lo profano y lo sagrado se unen para crear una nueva mirada.
Objetos de todas las formas, texturas y colores toman vida en el Museo de Arte Moderno para llevar a los asistentes por un periplo histórico por el país. ‘La maleta del chamán’, de Óscar Iván Roque Mosquera, permite explorar la curiosidad al permitir que el visitante pueda ver y reconocer lo que se encuentra en esta valija, que pareciera ser una caja de Pandora. Temas recurrentes de la realidad política y social de Colombia, como el del desplazamiento, también surgen en esta reflexión de nación que lideran los artistas que participan en esta muestra. Los imaginarios que vemos en sectores marginales de las grandes ciudades, los barrios populares, son una evidencia fehaciente de que algo no anda bien. La miseria y la pobreza, junto al ingenio y la supervivencia, son el pan de todos los días; conceptos como “gente”, “pueblo”, unidos a temáticas como la prostitución, los ambientes rurales y urbanos que se fusionan con más frecuencia en el país. ‘Paladeando al mundo’, de Rosalbina Sierra Gallo, genera esa unión entre vida y muerte; la pala con la que se labra la tierra para obtener el sustento será la misma con la que se abrirá ese portal al más allá. La talla en madera de Juan Francisco Cantillo Castillo, con su obra ‘Camino’, es una oda al arte y a esa metáfora del río, como puente a otros ámbitos y generaciones.
El rebusque, con ‘Tuchinero express’, de Irma Cecilia Pinzón Peñata; la infancia, con ‘Negra niñez’, de Kelly Johana Sánchez; y la cultura afrocolombiana, con ‘Meninas afrocolombianas’, de Óscar Marino Quintero Vargas, logran mostrar esa faceta única que durante siglos ha caracterizado al arte: la transgresión.