Ábrale la caja fuerte de su corazón a Dios
En su corazón, en lo más íntimo de su ser, existe una caja fuerte que guarda su mayor tesoro.
Hablamos de la fe, una incalculable fuente de riqueza que le permite alcanzar cualquier meta que tenga en la vida.
La fe es, de manera literal, un imán que lo acerca a Jesús y, por ende, le da la más valiosa de todas las fortunas que alguien puede llegar a tener: su Bendición.
Claro está que la ‘combinación’ que le permite abrir la citada caja está compuesta de varios elementos: constancia, dedicación, confianza, esfuerzo, fortaleza y amor.
O sea que le corresponde aprender a ejercitar la fe para su sustento diario. Y una de las mejores pruebas físicas que le servirán para tener la llave perfecta de esa caja fuerte es, sin duda, la oración.
Tal plegaria no es una llave que esté hecha de metal, como las que aparecen en su llavero. La composición de esta herramienta tiene el gran ingrediente del poder de Dios.
A través de los tiempos, existen fuertes testimonios y lecciones que revelan cómo los hombres han accedido a la oración para acceder a los favores y a la Misericordia de Dios.
El Altísimo no nos pide que recurramos al tesoro de la oración solo para beneficio propio, sino también para provecho de los demás.
Ese es el patrimonio que Él nos confía. Orar no es solo para custodiar, sino para multiplicar sus bondades y sus bendiciones.
Si desea recibir más mañana, necesita abrir su corazón para entregarse hoy a los demás. Ese ‘dar más’ no significa repartir cosas materiales; quiere decir que debe ayudar a quien lo necesita en el momento preciso.
Ahora bien, para crecer, siempre debe armarse de valor y admitir que debe dar ese paso hacia adelante, más allá de los riesgos.
Hoy día los temores a un posible fracaso, además de los tormentos cotidianos en los que usted está inmerso, suelen bloquearlo.
Las soluciones a los problemas se logran, de la misma forma como se elevan las cometas: ¡Contra el viento!
Todo es posible con la energía de la fe y con las alas de la esperanza.
Será capaz de enfrentar los obstáculos, cuando se anime a elevar sus pensamientos y se arriesgue a volar, así el viento esté en contra.
Pero si se atreve a buscar altos ideales, duplicará sus fuerzas para lograr alcanzarlos. Está comprobado que las metas nobles son alicientes para el espíritu y motivan al ser humano a dar lo mejor de sí.
Usted logra avanzar, cuando tiene una firme confianza y persigue los objetivos con decisión y entusiasmo. No puede vencer si rondan en su mente pensamientos como estos: “No se puede”, “Es muy difícil”, “Es imposible”.
Lo que usted necesita es una mente positiva y un corazón animoso.
Crea en usted y en el poder de Dios y verá que las cosas buenas le irán sucediendo.
Si quiere que su futuro le ofrezca horizontes despejados, debe hacer lo que corresponde para que eso se le dé.
Pídale a Dios la sabiduría y la prudencia para actuar. Además, trabaje con ganas para conseguir lo que desea.
Reflexión
Rezar no es perder el tiempo. Es pasar agradables momentos con la mejor compañía que podemos tener: Dios. A veces no es necesario decir palabras en serie para sentir que estamos orando: escuchar a un compañero que lo necesita a usted, compartir con sus hijos, hacer bien su trabajo y, por supuesto, ser honesto, representan otras bellas formas de orar. En la plegaria colocamos nuestra impotencia, debilidades y necesidades delante de los ojos llenos de la ternura de un Padre que lo sabe y lo comprende todo; y que a su manera quiere contestarnos. Las bendiciones que deja el arte de orar, nos vienen del mismo trono de Gracia, donde está sentado alguien que nos amó hasta la muerte y que quiere satisfacer el clamor desesperado y los anhelos más profundos de nuestro corazón.