Usted decide cómo dibuja su día
O desata un aguacero con sus problemas o mejor los enfrenta y les dibuja las debidas soluciones.
¡Es su decisión!
Cada vez que ‘llueve’ tiene esas dos formas de contemplar cada gota de agua que cae desde el firmamento.
¡Puede ver la lluvia de una manera desalentadora o la aprecia con esperanza!
A usted lo pueden bañar gotas rejuvenecedoras con el bálsamo de la vida, o simplemente sobre usted pueden arreciar esas angustias que le mojan el alma.
Aunque esta página no tiene nada que ver con condiciones atmosféricas ni mucho menos con pronósticos, sí habría que señalar que en plena primavera algunas personas se dejan atrapar por la oscuridad de las nubes grises.
Es preciso entender que así exista mal tiempo, la naturaleza de la vida siempre se engalanará con sus mejores colores. El arco iris, de hecho, suele salir después de un fuerte aguacero.
La vida, al igual que la naturaleza, debe ser apreciada desde la mejor óptica. El sol siempre le brillará si en sus lentes hay cabida para esos rayos de energía. Pero si se la pasa diciendo que está ‘bajo de nota’ o que ‘todo en usted es un desastre’, al final la borrasca terminará arruinando sus días.
¡Mucho cuidado!
La epidemia del desánimo se propaga fácilmente. Cuando usted siempre ve las nubes grises, aún siendo ellas parte del paisaje, se habitúa a ser apático a todo.
Así también se acostumbra a no disfrutar absolutamente de nada, a vivir abatido y de manera general a llevar siempre el ceño fruncido.
Pensar, comportarse y asumir la realidad de una manera optimista no es nada fácil para quienes creen que vinieron a este mundo a sufrir.
Para alguien así, vivir con tensión, angustia y preocupación es “normal”. Por eso, todo lo que le ocurre se impregna de aburrimiento. La gente vive predispuesta y en más de una ocasión afronta episodios de tristeza y depresión.
Lo más grave de este diagnóstico, que podríamos denominar el ‘virus del desánimo’, es que quien lo padece a veces no se da cuenta de su actitud.
Si deja crecer este peligroso cuadro anímico, en la misma proporción irá perdiendo el interés por sus proyectos e incluso sin sospecharlo comenzará a padecer quebrantos de salud.
No se habitúe el desánimo porque la constante será la desconfianza ante sí mismo y ante todo aquello que le ocurre o le rodee.
Lo anterior sin contar que empezará a tener problemas con sus relaciones interpersonales y, como si fuera poco, esa fea actitud repercutirá en su rendimiento laboral.
Detrás de todo esto vendrán las ansiedades, la falta de energía, la dificultad para concentrarse, las quejaderas y el insomnio, por citar solo algunas consecuencias.
Si bien todo ello puede solucionarse con un cambio actitud, lo que más me preocupa de la gente que se comporta con desaliento es que opta por no tomar decisiones propositivas, empieza a sentirse menos que los demás y aplaza sus planes.
No permita que su vida sea gris. Acostúmbrese a visualizarla con los lentes del optimismo. En la medida en que acepte y ponga toda su disposición para ver su entorno con el color de la esperanza, volverá a salir el sol.
Debe creer en usted y asumir que el desaliento siempre se podrá vencer. Entienda que no tiene una mejor opción que ser positivo; a menos que quiera ‘echarse a morir’.
¡ÁNIMO!
El desánimo suele aparecer en nuestra vida de manera inesperada. No obstante, hay que verlo solo como uno de los obstáculos a superar en el camino hacia nuestras metas.
¡Tenemos que enfrentarlo a como dé lugar!
En el fondo no nos damos cuenta de nuestras propias fortalezas hasta tanto asumimos esos retos.
Así las cosas, en lugar de pensar en los fracasos,
soñemos con el éxito que
nos espera.
No podemos olvidar que nuestra fe es más fuerte
que cualquier cosa que
nos pueda ocurrir.