Aprenda a quererse
Hace poco leí una cuenta de twitter, cuya etiqueta o hashtag se identificaba así: ¡Quiérase!
Me llamó mucho la atención porque en ella se hace una invitación directa a pensar en uno mismo.
Es importante reflexionar sobre ello porque a muchas personas, de manera errada, las han enseñado a olvidarse de sus asuntos para solucionarles los problemas a otros. Algunas se sacrifican o se anulan, solo por ayudar a los demás.
Muchos, además de carecer de autoestima, se acostumbran a hablar de una determinada forma para no herir los sentimientos ajenos.
Hay quienes se privan de decir aquello que piensan por encima de sus propios sentimientos. Luego terminan cediendo y dejando en manos de otros sus propios destinos.
No faltan los que son demasiado estrictos con ellos mismos, al punto que se ‘flagelan’ el estado de ánimo.
Si usted se quiere, deje de juzgarse por todo, de criticarse y, sobre todo, no se compare con nadie.
Tampoco le debe importar el famoso ‘qué dirán’. Incluso tendría que sacarse de la cabeza la supuesta orden de ser diferente de quien es y romper con la idea aprendida de que “si piensa en usted es egoísta”.
Hoy lo estoy invitando a que se quiera, al menos un poco. La importancia de tener consideración por usted mismo estriba en que el respeto que se profese es fundamental para su existencia.
Si sabe valorarse, el mundo entero también lo hará; si está bien consigo mismo, podrá desplegar amabilidad y generosidad a los demás; si se cuida y logra verse bien en el espejo, podrá proyectar ese mismo reflejo en quienes le rodean.
Cuando usted se ama, sin rayar en la esfera del egoísmo, puede dar y ayudar a sus semejantes, entre otras cosas, porque compartir se le convierte en algo habitual.
Cuando usted se quiere mantiene en su corazón reservas ilimitadas de amor y, del mismo modo, aprende a aprovecharlas en función suya y de los demás.
Nadie que tenga una baja autoestima es capaz de establecer relaciones enriquecedoras con otros seres humanos. Mejor dicho: Si se ama a sí mismo, puede amar a los demás.
No le estoy proponiendo que sea individualista o arrogante, ni que se vaya lanza en ristre con los demás con tal de hacer valer su posición.
Lo que quiero decir es que más allá de que su personalidad no sea del parecer de los demás, con el mismo respeto usted puede decidir ser como es; eso sí, sin violar los derechos de los demás.
Su felicidad está dentro de usted y ella dependerá de la actitud que tome.
Para poder lograr ese propósito, debe liberarse de ciertos condicionamientos y expectativas que otros le han sembrado.
No viva vidas ajenas ni adopte posiciones que van en contra de usted mismo, solo porque se cree menos que los demás.
Dese la oportunidad de consentirse, de expresar sus ideas con una buena argumentación y de decidir por usted mismo qué quiere hacer con sus cosas. Y en ese sentido, debe dejar que los otros hagan lo propio.
Mejor dicho: ¡Aprenda a quererse!