Esas ‘películas’ que filmamos
A veces nos inventamos unas ‘películas’ y nos la creemos tanto que, sin exagerar, podríamos ser grandes libretistas en Hollywood.
Siempre he creído que es bueno tener imaginación, porque eso nos abre la mente; pero más allá de ello, no podemos caer en el plan de ver las cosas distorsionadas.
Lo menciono porque, en reiteradas oportunidades, embadurnamos nuestras ideas con paranoias o expectativas fuera de lo normal y arruinamos nuestro diario vivir.
Solemos generalizar las cosas, tomamos lo que nos dicen de forma personal, le damos más importancia a la ‘forma’ que al ‘fondo’ y, como si fuera poco, descartamos de tajo lo positivo.
También nos hemos acostumbrado a exagerar o a minimizar nuestros defectos o puntos débiles, y hacemos lo mismo con cada cosa que nos ocurre.
En algunas ocasiones no oímos a la gente o solo escuchamos lo que nos conviene.
Hay momentos en los que nuestros guiones son tan dramáticos, que vivimos nuestra propia película de terror y suspenso.
De esta manera nos volvemos desconfiados y nos sumergimos en un mundo lleno de sombras que, con el paso del tiempo, nos hace ver lo que no es.
Si usted no es así, es probable que sí conozca a gente que asume este tipo de roles. ¿Quiere algunos ejemplos de esos ‘libretistas’?
Ahí están las personas celosas, los que sufren de ansiedad y en general todos los que por alguna razón se sienten inseguros.
Todos ellos protagonizan episodios irreales, y lo hacen de una forma tal que se enfrascan en discusiones o se deprimen por culpa de sus ilógicos argumentos.
Quienes exageran su realidad o viven miedosos de lo que les pueda pasar se dejan llevar por un ‘remolino de pensamientos’, que los confunde cada día más.
De pronto se ven ellos mismos entrometidos en novelones o creando escenarios absurdos que, además de dejarlos mal parados, les hacen perder el horizonte.
Yo diría, en el lenguaje popular, que estas personas dejan que sus mentes ‘se llenen de cucarachas’ que les nublan la razón. Poco a poco se alejan de la realidad y empiezan a vivir en medio del desasosiego.
Todo eso ocurre, entre otras cosas, porque quienes escriben ese tipo de ‘películas’ son muy hábiles para distorsionar lo que les ocurre y para darle más importancia de la que tienen los problemas. Exageran sus penas sin darse cuenta que de esta forma se sentirán peor.
Como todos vemos el mundo a través de nuestros ojos, quienes escriben en sus mentes sus singulares dramas filtran la información dependiendo de sus creencias o sus temores.
Es decir, estas personas ven su entorno en función de lo que creen o piensan y, en más de una ocasión, esta visión es errada.
Si es de los que se ‘arma sus propias películas’, le recomiendo que no permita que sus pensamientos lo alejen de la realidad.
Tenga presente que esas ideas que revuelan en su cabeza generan sentimientos, los cuales conducen a emociones negativas. Lo peor es que cuando usted está así, asume erradas decisiones.
Cada quien, más allá de los documentales de su vida, siempre debe mostrar o ver su realidad de la forma más auténtica posible.
Para hacer eso es fundamental ubicarse, saber en dónde se está parado, cuáles son sus creencias y no prejuzgar a nadie.
Esto es un proceso que no se logra de la noche a la mañana. Hay que hacer ejercicios mentales, aceptar lo que siente y desahogarse. Es algo así como limpiar la mente de esa basura que se le anida.
Después, ya con cabeza fría y con serenidad, podrá racionalizar sobre lo que le esté generando malestar o inconformidad.
Dele valor a su pensamiento y también siga su intuición. Sin embargo, aprenda a usar la información que llega a su mente con flexibilidad y apertura, para poder descubrir la verdad más allá de sus propias narices.
¡Dios lo bendiga!