Bucaramanga
Hablemos de nuestras corazonadas
Hay personas que tienen una extraordinaria habilidad para comprender o percibir algo de manera clara e inmediata y muchas veces sin la intervención de eso que llaman “razón”. Nuestros abuelos sostienen que es un “sexto sentido”, otros sencillamente prefieren definirlo con la palabra “intuición”.
Sea como sea, admiro a quien puede captar la información que viene de la realidad externa de esa forma tan fiel y segura. Porque alguien así aprende, a través de sus corazonadas, a blindarse ante cualquier peligro que esté a punto de asaltarlo.
Lo que más me agrada de esa persona que tiene el don de protegerse de ciertas amenazas es que puede percibir instantáneamente una idea de una forma casi que exacta; es decir, capta en el ambiente algo que los demás no vemos con claridad.
He decidido abordar ese tema porque, si bien hemos aprendido a redactar grandes ensayos y hasta sentamos cátedra sobre diversos temas, no hemos podido nunca desarrollar la capacidad de “mirar más allá de nuestras narices”.
No sabemos hacer una buena lectura ni de los problemas, ni de los demás acontecimientos que suceden a nuestro alrededor.
Quienes explotan su poder intuitivo saben aprovechar su realidad y desarrollan una gran capacidad de observación. Eso les permite saber para dónde van, sin contar que saben adaptarse a las circunstancias de la vida.
La intuición es una aliada para nuestros propósitos. Sin duda alguna el presentimiento o ese sentimiento interior nos hace prever, nos “anuncia” y casi que nos asegura que lo que percibimos puede constituirse en un hecho real. Y si lo que viene nos puede hacer daño, nos blindamos.
Sería bueno que todos pudiéramos desarrollar esa habilidad, entre otras cosas, para no cometer los mismos errores.
Si hiciéramos gala de esa capacidad, también seríamos hábiles para asumir las vicisitudes de otra forma y, por ende, podríamos recurrir al sentido común, al análisis de los ‘pro’ y los ‘contra’ y a otros aspectos que en últimas son los que nos permiten atar esos ‘cabos sueltos’ que el día a día nos trae.
Además, con la intuición también nos resultaría relativamente fácil detectar a un mentiroso, a una persona deshonesta o a aquellos individuos que en un futuro podrían llegar a hacernos daño.
Lo mejor de todo es que no se trata de una simple creencia, sino de una realidad. Desarrollar nuestro poder intuitivo nos sirve para tomar decisiones acertadas que, si bien no son vistas como “lógicas” por los demás, nos salvan de consecuencias funestas.
Siempre he creído que nuestras sensaciones internas nos dan buenos mensajes y que cada una de ellas tiene una buena explicación.
Por ello, a la hora de tomar decisiones no hay que menospreciar a la intuición, ya que posee una información bastante acertada.
En nuestra vida cotidiana, siempre y cuando tengamos los pies sobre la tierra, podríamos apoyarnos de esos pálpitos que, de alguna forma, son mensajes enviados por nuestros ángeles para librarnos de uno que otro dolor de cabeza.