Detener nuestra caída libre
El tema que hoy tratamos es algo común en estos días, dada la crisis que nos mueve el piso.
Y es que por la falta de plata, por las escasas oportunidades laborales e incluso por razones que ni siquiera entendemos, sentimos que vamos a tocar fondo.
Es una especie de ‘caída libre’ que se acelera más cuando nos dejamos vencer por el pesimismo y cuando no hacemos algo para salir adelante.
Es como si estuviéramos en un camino hacia la oscuridad, llenos de incertidumbres y en medio de la desazón. Es ir desbocado, sin rumbo y camino al desastre.
Casi sin darnos cuenta presentimos que todos nos saldrá mal y creemos que las adversidades decidieron juntarse para recordarnos que no tenemos la más mínima posibilidad de recuperarnos.
¿Nos sentimos así?
¡Mucho cuidado! Es hora de ponerle fin a esta situación.
Lo peor que podemos hacer es quedarnos quietos esperando que las cosas se solucionen, cuando lo fundamental es que seamos nosotros los que tomemos la iniciativa.
Es obvio que las respuestas están en nosotros, no afuera. Por eso, hay que indagar qué es lo que está pasando por nuestras mentes y qué es lo que estamos sintiendo en nuestros corazones.
Dicho de otra manera: hay que detener esa caída libre y, por supuesto, solucionar toda esta angustia que nos carcome.
¡Es un asunto para ya y no se puede dilatar! De lo contrario correremos el riesgo de dejarnos llevar más por los problemas, convirtiéndonos en seres amargados, irascibles, tristes y deprimidos.
Hay que recuperar la esperanza y reflexionar sobre el rumbo que le daremos a nuestra vida.
¿Suena fácil decirlo, pero difícil hacerlo?
Si pretendemos llenarnos de motivos para no caer, nos corresponde medir el alcance de las cosas en las que pensamos.
Es decir, debemos cambiar los mapas mentales negativos que, de una u otra forma, afectan directamente a nuestra conducta.
Es un asunto de actitud y de decisión, lo que también nos conmina a actuar con coherencia.
De igual forma esto implica que debemos enfrentarnos con nuestra forma negativa de ver las cosas, dar la batalla y sacar energías para decir: ¡No más con estas angustias!
Nos corresponde saber que todo esto comienza con el primer paso que demos.
Avanzar es solo conectar nuestra mente con el deseo de nuestro corazón que, en últimas, quiere estar mejor.
Démonos la oportunidad de cambiar y buscar nuevas alternativas que nos permitan recomponer nuestro estado de ánimo.