Bucaramanga
Hoy es un día para estar bien
Lo quiero invitar a que hoy, mañana y siempre levante el pulgar y les transmita a los demás que todo está bien.
Con ello no lo estoy invitando a darles la espalda a los problemas. Lo que pretendo es que me dé una real señal de que usted se comprometerá a sacarle a su vida el mayor provecho posible.
¡Dese cuenta de que está vivo!
Ha de saber que con cada ‘tic tac’ del reloj mueren dos personas en el mundo. Eso quiere decir que, en cada pestañeo, esas dos almas parten rumbo a la eternidad como si fueran dos cohetes que vuelan hacia un destino incierto, llevando consigo no solo sus suspiros sino los recuerdos de las miles de almas que pasaron por sus vidas.
El día menos pensado uno de los pasajeros de ese ‘cohete’ será usted. Y esto no se lo recuerdo para que se angustie, sino para que valore que cada segundo tiene miles de oportunidades bellas para disfrutar y compartir.
Mejor dicho: aprecie lo que tiene en estos momentos, no solo porque debe sacarle el mayor beneficio, sino porque todo está en continuo movimiento.
Antes o después, eso que hoy le acompaña dejará de estar para dar paso a otras cosas.
O sea que no se deje abatir por nada.
Si percibe abiertamente y sin prejuicios lo que le sucede, tendrá una comprensión de la realidad más amplia y, aunque no lo crea, aprenderá a sobrellevar cualquier adversidad.
Muchas veces sus problemas hacen que se olvide de vivir el ‘día a día’.
Usted debe entender que la vida es un viaje por un camino que tiene muchas rosas y que, en medio de ellas, existen espinas punzantes que a veces le tocan, le duelen y le impiden avanzar con la debida regularidad. Esas espinas pueden ser las vicisitudes, y por más duras que sean el trayecto es bello.
Si se deja llevar por las angustias, al punto de olvidarse de vivir, frenará su felicidad.
Cuando algo difícil e inesperado llegue a su vida, en lugar de desesperarse, encuentre la forma de enfrentarlo.
Entienda la esencia de eso que logra fastidiarlo, detecte las razones por la que lo afectan y comprenda de una vez por todas que no puede dejarse derrotar.
No depende de nadie, ni de las cosas materiales. Cuando su vida está basada en cuentas bancarias, esa alegría se esfuma como el humo y, por más plata que tenga en sus arcas, la tristeza y los vacíos ‘inundan’ su alma.
¡Déjese sorprender por la vida!
Esté abierto a nuevas ideas; no cultive odios innecesarios, dándole paso al perdón; destierre esa cara de amargado y, en cambio, regale sonrisas; disfrute su trabajo dando lo mejor de usted; sáqueles el jugo a todos los días, no solo a los fines de semana; y recuerde que usted no vino a este mundo a sufrir.
La idea es que aprovecha al máximo cada instante que pase en este mundo y, por supuesto, que no llegue la noche sin haber disfrutado o sin haber crecido un poco.
También le recomiendo que, más allá de sus creencias, cultive su espíritu y jamás pierda la fe.
Estoy hablando de mantener en su corazón esa alegría, que es fruto del Espíritu y que proviene de esa relación amorosa con Dios o con las personas que ama.
No le estoy hablando de ser fanático. Lo que le planteo es que aprenda a descubrir la esencia del arte de vivir y los detalles de cada día, dejándose irradiar por la bendición divina.
Y si por alguna razón no cree en el Creador, sean las que sean las filosofías que defienda, considero que teniendo confianza en usted mismo su vida adquirirá sentido y todo lo que le ocurra alrededor tendrá matices nuevos.
¡Pásela bien!