Cada día es un nuevo comienzo
Los problemas económicos, los quebrantos de salud, el desamor y otras angustias que nos sacuden y nos afectan de distintas formas, nos hacen perder el entusiasmo.
Lo más grave es que no estamos preparados para enfrentar el estrés, la zozobra y los dolores que llegan con esas crudas realidades, las cuales suelen atosigarnos.
Admiro a quienes aprenden a ver sus horizontes con nuevos ojos, a pesar de los duros episodios en los que se ven inmersos.
Siempre he considerado que las mejores personas son aquellas que se han forjado tras largas jornadas de crisis porque, a pesar de tantas dificultades, hacen gala de tesón, entereza y dignidad. Y con sus ejemplos, los quiero invitar a conjugar el verbo “recomenzar”.
La sola idea de volver a arrancar no es un proceso fácil de asumir. Y no lo es porque estamos acostumbrados a vivir en una ‘zona de confort’ y cualquier alteración nos genera incertidumbre.
En momentos en los que la vida se nos desmorona, como si se tratara de un castillo de naipes, es clave asumir el reto de comenzar de cero.
No se trata solo de movernos hacia adelante, sino de imprimirle ganas, fuerzas y esperanzas a la vida para derrotar cualquier tipo de adversidad.
Y para asegurarnos de que este nuevo comienzo sea halagüeño o revitalizador, nos corresponde desapegarnos de los viejos patrones de nuestros pensamientos.
Dicho de otra forma, tenemos que soltarnos de todo aquello que nos recuerde el panorama gris en el que vivimos.
Y hay que dar ese paso basado en las motivaciones correctas, no como una manera de huir de nuestro pasado sino como una estrategia que nos permita contemplar mejores posibilidades.
No se trata de negar nuestro pasado, sino de tener la certeza de que podremos recordarlo sin dolor, ni remordimiento alguno.
El proceso de crecimiento necesario se da gracias a las situaciones y emociones que experimentamos, tanto las que llamamos positivas como las negativas.
Por otro lado, será fundamental fijarnos metas personales claras, pues eso nos ayudará a guiarnos mientras emprendemos el reto de volver a tomar el control de nuestro entorno.
Más allá de lo difícil que esté nuestro panorama, está en nosotros la capacidad de volver a empezar.
Es decir, depende de nosotros el reinventarnos, por encima de que eso nos cueste o nos haga transitar por el trapecio de la inseguridad.
Recuerde: Cada día es un nuevo comienzo y, con seguridad, sabremos redescubrirnos. Si no se siente capaz de hacerlo, pídale a Dios una gota de sabiduría.