Bucaramanga
¡Es hora de restaurar el ánimo!
Quienes están ‘con el agua hasta el cuello’ por los problemas que los aquejan, en tales condiciones extremas consideran que todo está perdido.
¿Qué puede provocar esa percepción? Más crisis existenciales, disgustos, la pérdida de la autoconfianza, desinterés, en fin... ¡Les llegan más problemas!
¡Si es su caso, tenga cuidado!
Se lo digo porque esos estados hacen que las personas afectadas caigan en el desánimo y terminen en la depresión. Lo peor es que se empiezan a tornar resignadas y se abandonan a su ‘mala suerte’. El perder el gusto por las cosas que antes se hacían y el solo hecho de dejarse llevar por las adversidades terminan siendo factores más graves que los mismos problemas que padecen.
Cuando detecte estas características en alguien cercano o en usted mismo, tenga en cuenta que debe sobreponerse.
Si permite que el desánimo lo invada, comenzará a privarse de hacer todo lo que realmente necesita para ser feliz.
El desánimo, si bien es la consecuencia de una frustración, tiene que ser una voz de alerta para reaccionar de una vez por todas.
Y un primer consejo que le quiero dar, sobre todo si el desgano hace metástasis en su espíritu, es que busque ayuda. Lo digo porque, en ocasiones, se requiere de la voz de un profesional que le permita entrar en sanas terapias de recuperación.
Otra opción que tiene gran poder es la plegaria. No se trata de matricularse en alguna religión fanática, ni volverse una persona que se niegue a sí misma. Es encontrar en la oración un bálsamo suficiente como para encontrar serenidad y fortaleza.
Orar no es solo una manera de pedir ayuda, es una forma sencilla de acercarnos a Dios.
Es entender que podemos recuperar la esperanza y la fe para levantarnos, viendo la vida con un tono más propositivo.
¿Sabe algo? Al revisar etimológicamente la palabra entusiasmo, se descubre que ella viene de la expresión griega: “En...Theos”. Es decir, es estar “en Dios”.
Si por alguna razón usted es ateo, estoy seguro que el tema no se puede interpretar así de fácil. Y tiene mucha razón, pues la confianza en uno mismo, tal y como ocurre con la motivación o la misma felicidad, no llega de la noche a la mañana.
Pero tenga en cuenta que Dios no quiere que usemos palabras elevadas ni repitamos frases de memoria para expresar como ‘lora borracha’. Tampoco exige que adoptemos una posición radical en torno a nuestras creencias.
Él solo quiere que renovemos nuestra fe y entendamos que, más allá de las adversidades, siempre tendremos la oportunidad de emprender un nuevo día.
Por eso, este texto solo le apunta a que se llene de valentía y de fortaleza para salir adelante, por encima de las circunstancias adversas por las que pase.
Es hora de que experimente emociones positivas para sentirse mejor.
La corresponde entender que está en sus manos buscar la felicidad y, sobre todo, que nada bueno le traerán las quejas y las tristezas.
¡Ánimo y entusiasmo!