Bucaramanga
La familia no se escoge
Para Liliana, una ejecutiva de 50 años, ese familiar es su nuera: “no nos llevamos bien porque ella es una joven que vive, supuestamente, de la música. Pero no la música tradicional. Y nunca pensé que mi hijo se fuera a fijar en ella. Ella no se esfuerza por conocerme, así que la relación es más que tirante”.
Para Juan Carlos, de 44 años, es su cuñado, prometido de su hermana menor, con quien la situación es difícil: “definitivamente no lo soporto. En casa somos liberales, apoyamos a mi hermana para que hiciera su doctorado. Y ahora él le pide que deje sus estudios y se quede en la casa para formar un hogar. No está mal ser mamá, es algo muy bonito, pero no queremos que ella deje de estudiar”.
Para Johanna, de 38 años, es su primo de 25 el que la saca de casillas: “a esa edad uno ya debe tener al menos una ligera idea de lo que quiere y tener la meta de terminar al menos una carrera. Pero él solo le pide dinero a mis tíos, hace negocios que son un desastre y la verdad, es grosero con mis abuelos”.
La psicóloga Emilia Santiago señala que en todos los casos ve un patrón que es necesario romper: “es normal querer que nuestros parientes se comporten de la forma en la cual nosotros quisiéramos, porque así sería todo más fácil. O al menos, eso pensamos. Sin embargo, esto es imposible”. Y señala que “la única forma de llevar una dinámica familiar sana es respetar la forma de ser de los demás”.
Sin embargo, si uno de los parientes está sufriendo, principalmente los abuelos o los padres, que son más vulnerables, ¿se debe también permitir que el otro haga lo que quiera?
“Se puede hacer una reunión familiar y, tranquilamente, exponer la situación y puntos de vista. Sin embargo, son los abuelos y los papás los que deben tomar la decisión, asesorados por los profesionales más cercanos a la familia, abogados y terapeutas, para que la situación se lleve de manera calmada. Son las peleas y la angustia lo que más daño les hace”, indica Santiago.
Suena difícil, pero no imposible. En caso de que su forma de ver la vida le impida convivir con su familiar, la distancia y la diplomacia pueden ayudar a calmar los ánimos.
Usted no escogió su familia y es importante amarla y respetarla, pero también tiene derecho a buscar su tranquilidad.
Los problemas que causan los familiares tóxicos
En ocasiones no tenemos claro cuáles son los problemas típicos de una familia y cuáles son los provocados por un familiar realmente tóxico. El psicólogo Xavier Molina explica cuáles son estos problemas:
Etiquetas: frases como “el niño es muy movido”, “es vergonzoso” o “tiene mal carácter” son una muestra de sentencias que, aunque los adultos no nos demos cuenta, están causando un fuerte impacto emocional a nuestros hijos. Estas frases, dichas una y mil veces en el entorno familiar, acaban por afectar seriamente a los niños.
Amores tóxicos: Muchos padres y madres usan una máxima recurrente que repiten a sus hijos siempre: “nadie te va a querer como te queremos nosotros”. Hay que empezar a redefinir el amor fraternal de una forma más sana. Ser pariente de alguien tiene que ver con compartir una carga genética y biológica, pero el vínculo emocional va mucho más allá de eso y el primero no es condición indispensable para el segundo, ni tampoco la causa.
Sobreprotección: este estilo de crianza no es positivo en absoluto, ya que el niño no se enfrenta a situaciones sociales o de riesgo controlado por la sobreprotección que ejercen sobre él sus padres, con lo cual no vive las experiencias necesarias para que pueda madurar y afrontar sus propios retos. Para que el niño pueda desarrollarse y explorar el mundo que le rodea de forma independiente, es necesario que ofrezcamos soporte y ayuda al niño, pero este apego no debe ser confundido con un excesivo control.
Proyecciones: Ser padre no es solo una gran responsabilidad sino también la obligación de cuidar y educar a un ser humano, en toda su complejidad. Nadie está obligado a tener hijos, en nuestras sociedades es una elección personal que puede depender de múltiples factores, como la estabilidad económica o la capacidad para encontrar una pareja ideal, pero al final también es una decisión que tomamos de forma muy personal. Si tenemos en cuenta esto, tener hijos se puede planificar y por tanto es preciso que tomemos responsabilidad sobre ello. Los hijos no deben servir como una forma de arreglar problemas de pareja, ni de sentirnos respetados por los demás, y mucho menos una forma de trasladar nuestras frustraciones y deseos incumplidos hacia otra persona.