Un columnista
Escribía entonces de esos temas tan caros a mi espíritu. Mas luego los abandoné para comentar los asuntos de economía y de política nacional e internacional que me embargaron intensa y obsesivamente demasiado tiempo, lo confieso sin ambages ni reticencias. Acepto y reconozco que mis columnas políticas, muchas veces reiterativas en su temática, fueron siempre coherentes con mis ideas de izquierda marxista que me valieron reproches, justos unos, injustos y agresivos otros (estos últimos los de quienes esconden su cobardía en el anonimato que les ofrece la internet para ofender impunemente a quienes disienten de sus opiniones).
Mis columnas periodísticas de opinión tuvieron como blanco de mi disentimiento a los gobiernos del señor presidente de E.E.U.U. G.W. Bush y del presidente de Colombia don Álvaro Uribe Vélez cuyas políticas nunca compartí aunque siempre respeté a sus personas y a sus investiduras por el mandato que les confirieron sus pueblos. ¡Qué grato me será volver a comentar y escribir de temas relativos a la literatura y a las artes! Escribir de libros leídos o releídos, de conciertos musicales y espectáculos escuchados en vivo o reproducidos en la televisión o en la radio; escribir y comentar las visitas a los Museos y exposiciones de pintura y escultura.
Algunos de mis lectores y lectoras se preguntan y me preguntan: ¿Y de qué vas a escribir ahora que Mr. Bush y Mr. Uribe Vélez están fuera del escenario político? Ya lo he dicho. Escribiré de temas culturales principalmente, de asuntos propios de mi profesión: la medicina y de temas académicos, históricos, médicos, universitarios. Pero esto no implica que abandone la expresión de mis ideas políticas que por cierto nunca han sido sometidas a ninguna restricción ni censura en Vanguardia Liberal, donde escribo y publico mis columnas hace medio siglo.
