La pandemia que vive el planeta ha llevado a organizaciones y sectores sociales a volver su mirada al cuidado del medio ambiente. Los viajeros, por ejemplo, están buscando entornos naturales tanto para vacacionar como para invertir en ellos.
Los viajeros siguen alistando maletas en aras de conquistar nuevas experiencias. Sin duda, una de las cosas que muchas personas desean ahora es viajar, pero no a cualquier lugar de tradición y cargado de turistas.
En armonía con el concepto de un planeta sostenible, cada vez más son las personas que han optado por dejar de lado los destinos tradicionales de viaje (playas y grandes ciudades cargadas de historia y diversión) para adentrarse a explorar y disfrutar todo lo que los conecte con la naturaleza.
Colombia, con su rica biodiversidad y pisos térmicos, privilegia a turistas locales y foráneos los 365 días del año. Paradisiacos lugares a -10° Centígrados, desiertos, playas espléndidas, exuberantes ríos, fincas y parques temáticos, amplios senderos y hoteles enclavados en la naturaleza, son algunos de los atractivos que llevan a vivir el ecoturismo.
Como parte del auge que tiene el concepto de ecoturismo alrededor del mundo (en el que la OMT empezó a trabajar desde 1990), Colombia resulta un destino privilegiado para este fin, de ahí el interés de extranjeros de visitar regiones como Santander y la creciente inversión en desarrollos turísticos enmarcados en este concepto. Desde 2017, dice la OMT, ocho de cada 10 turistas en el mundo buscan hospedarse en sitios con prácticas ecológicas, es decir, que además le apuesten a las energías limpias, tratamiento y reciclaje de aguas residuales y uso de materiales de construcción amigables con el ambiente, entre otras características.
Lo mejor de estas apuestas de turismo sostenible es que a través del sistema de acciones cualquier persona puede ser ‘dueña’ y disfrutar de especiales beneficios de manera vitalicia, entre ellos alojamiento por varias noches a lo largo del año; incluso, si el accionista no las puede disfrutar puede ceder algunas para la venta. Además, los inversionistas reciben dividendos sobre las utilidades que la operación del complejo deje año a año.
A escasos 57 kilómetros de Bucaramanga, por la vía a Pamplona, atravesando el Bosque de Niebla, donde germinan especies endémicas del páramo como el frailejón, se proyecta el desarrollo de Villas del Refugio de Piedra Parada, un complejo ecoturístico de 20 cabañas bioclimáticas y ecosostenibles con múltiples servicios y llenas de confort. De ese grupo, cinco son cabañas VIP, que contarán además con servicios privados de jacuzzi climatizado, zona de fogata, habitaciones con cama King y sofá cama, amoblamiento especial, baños más amplios con tina y vista panorámica.
Villas del Refugio de Piedra Parada, que cuenta con el respaldo de Refugio Piedra Parada que opera en el Páramo de Berlín desde hace tres años, también contará con ecospa, un nuevo restaurante, mercadillo, plazoleta, locales comerciales, zona de juegos infantiles, entre otros servicios, para convertirse en el complejo turístico sostenible más importante del oriente colombiano.
En un momento en que las familias buscan nuevas tendencias de inversión, este tipo de propuestas se constituye en una interesante opción, si se tiene en cuenta que tienen el respaldo de sólidas firmas, no representa un valor alto, el pago se puede hacer por cuotas mensuales y se reciben beneficios en especie y dinero.
Villas del Refugio de Piedra Parada, por ejemplo, consta de 400 acciones, que están a la venta desde hace un mes y tienen dos precios: para cabañas estándar el valor de la acción es de $25 millones y para las VIP, de $30 millones. El pago de la acción se puede realizar hasta en 18 meses y sin intereses.
Si desea conocer más sobre este proyecto ecoturístico y sostenible, así como de los beneficios por ser de los compradores iniciales, puede comunicarse a los teléfonos móviles 323 2307144 y 323 2307167.
En ambientes tan convulsionados, donde el caos y la contaminación de las ciudades sobrepasa los límites, disfrutar de vacaciones o un fin de semana en un escenario natural con pájaros, aves, flores, montañas y ríos que armonizan la estancia, es más que un regalo para su salud física y emocional.