Por falta de abogados aplazan audiencia por homicidio de patrullera de Girón
Inocencio León Osma, Pablo Antonio Ortiz Gutiérrez y Elber Castellanos Mogotocoro, sindicados de los delitos de homicidio agravado, homicidio agravado en grado de tentativa, porte ilegal de armas y secuestro simple, fueron trasladados desde el centro de reclusión donde se encuentran al Palacio de Justicia para cumplir su cita ante un juez.
Estos tres hombres, al parecer pertenecientes a un grupo guerrillero, son sindicados de haber asesinado a la patrullera de la Policía Erika Olivera Vega, y de atentar contra la vida de otro patrullero, quien recibió cuatro impactos de bala, además de intentar el secuestro de un comerciante de Girón.
La audiencia inició hacia las 3:10 p.m., pero cuando el Juez preguntó a los acusados si contaban con un abogado defensor, uno de ellos, Elber Castellanos Mogotocoro, manifestó que no tenía y que requería de un defensor público. Por esta razón, el Juez aplazó la audiencia para el próximo 20 de octubre a las 3:00 p.m.
El patrullero herido narró el ataque de los secuestradores
A la audiencia asistió Edwin Javier Sequeda Florián, el patrullero de la policía que resultó herido tras el frustrado intento de secuestro. El hombre relató aquellos angustiosos momentos en los que perdió la vida su compañera y él recibió cuatro disparos.
Sequeda Florián, aún con su brazo derecho vendado, manifestó que el 21 de junio su compañera recibió una llamada que los alertaba sobre un intento de secuestro. “De inmediato nos dirigimos al lugar y vimos la camioneta en la que iban los secuestradores. Empezamos a perseguirlos y cuando ellos se dieron cuenta de que los seguíamos aceleraron”, narró el patrullero.
Cerca al límite de los barrios Villas de San Juan y La Meseta de Girón, los secuestradores detuvieron de manera repentina el vehículo y “para no estrellarnos esquivé el carro. En ese momento uno de los hombres se bajó del vehículo y nos disparó en varias oportunidades. Perdí el equilibrio y nos caímos. Los hombres huyeron…”, agregó Sequeda Florián.
Tras recibir cuatro impactos de bala, como pudo, el patrullero se puso en pie, se acercó a donde su compañera y por el radio dio aviso a las patrullas sobre el rumbo que tomaron los delincuentes. “Le di la vuelta a mi compañera, le quité el casco pero tenía los ojos cerrados. En ese momento los vecinos del sector me ayudaron y me subieron en un carro hacia el hospital”, acotó el policía.
En sus ojos se reflejaba la tristeza y algo de angustia. Aquel día por su mente pasaron muchos momentos de su vida, su familia y hasta pensó que se moría. “Fue tan angustioso que solo le pedía a Dios que no me dejara morir. Mi compañera era como una hija para mí, porque estaba recién salida de la escuela y yo la estaba instruyendo”, recordó Sequeda Florián.
Luego de tres meses de recuperación, tratamiento psicológico y de vivir con algo de zozobra, el patrullero pidió a su propia institución un poco más de atención y seguridad, pues teme por su vida. “Sólo me han visitado una vez y la verdad esa gente es peligrosa y temo por mi vida”, finalizó el patrullero.