“Estar en la guerrilla no vale la pena”: desmovilizada
Ser testigo de las muertes de su pareja, alias ‘Chamón’, de alias ‘Zapata’, uno de los cabecillas del frente Raúl Eduardo Mahecha de las Farc, y la presión de la Fuerza Pública, llevaron a Carolina* a tomar la decisión de dejar la vida insurgente.
A ello, sumó el hecho de desperdiciar 11 años de su vida en el monte.
A los 13 años Carolina* dejó a su hijo y a su familia para unirse a las Farc.
“Siempre fui despegada de ellos, me gustaban las armas, la guerrilla y me fui detrás de mi pareja (alias ‘Chamón’)”, comentó la mujer.
Luego de tres años de ser miliciana, la joven pasó a ser guerrillera interna, le dieron un arma, empezó a estudiar los orígenes y objetivos de la organización, y exploraba el terreno para detectar la presencia del Ejército.
Su paso por la guerrilla
Carolina* aseguró que adaptarse a vivir en el monte, armar, limpiar y llevar un fusil al hombro, y permanecer con el peligro al acecho, fue fácil para ella.
“Cuando pasé a guerrillera interna fui ‘radista’ (radio operadora), contabilista, enfermera y ecónoma. Siempre permanecía en el campamento y tenía que estudiar cosas de la guerrilla como historias de guerrilleros…”, narró.
Durante sus once años en la insurgencia no salió del monte, por eso adaptarse a la ciudad, ver otras personas y vivir costumbres diferentes no ha sido fácil, pero “todo es cuestión de tiempo. A veces me siento aburrida porque estoy sola...”, apuntó la mujer.
Sus sustos en las filas
Mientras estuvo en la guerrilla, según la joven, no fue necesario utilizar su arma ni se enfrentó “al enemigo”. Sin embargo, vivió dos sustos que marcaron su vida.
Uno de esos fue el día que mataron a su pareja, alias ‘Chamón’, quien era jefe de finanzas del frente. Recordó que estaban en una montaña explorando, cuando tropas del Ejército los sorprendieron.
“Cuando regresábamos, me le colgué a la parte de atrás a ‘Chamón’ y él me dijo: ‘Mami suélteme porque si disparan nos matan a los dos’. Cuando lo solté, le pegaron el primer tiro en el lado izquierdo del pecho”.
Y continuó: “dijo que le habían dado, que me tendiera en el piso. Cuando me iba a retirar, me llamó: ‘Usted cumplió con lo que me prometió. Váyase porque yo acá me muero’. Él tenía destruido el cuerpo de la cintura para abajo, porque se le habían estallado tres granadas que llevaba. Le puse la mano por debajo de la cabeza y solo le miraba a la cara. Lo recosté contra el pecho, le di un beso y me fui. Le había prometido que estaría con él hasta la muerte y así fue”.
El otro susto fue el pasado 23 de enero, cuando murió alias ‘Zapata’ en medio de un operativo del Ejército, La Policía y la Fuerza Aérea.
“Estábamos en una casa cuando sonaron dos disparos. Al tercero vi cuando él se volteó, y el cuarto fue en la cabeza. ¡Mataron a ‘Zapata’!, fue lo único que dije”, recordó Carolina*.
Cuando las tropas llegaron hasta el sitio donde se resguardaban, la joven fue identificada y se acogió al proceso de desmovilización.
“Invito a los demás (guerrilleros) a que se desmovilicen porque estuve 11 años en la guerrilla y de nada me sirvió, ni sé por qué peleaba”, acotó.
El proceso de paz
Carolina* fue enfática en afirmar que los guerrilleros dicen que cumplirán siempre y cuando el Gobierno cumpla, pero que ellos no piensan entregar armas.
“Creen en el proceso de paz, pero dicen que por nada del mundo entregan las armas. Que las dejan por un tiempo, y si el Gobierno no cumple, las vuelven a tomar”, finalizó la joven.