Una mujer fue asesinada de cinco disparos en el Norte de Bucaramanga
Tendido en el andén de la carrera 21 con calle 8 del barrio Comuneros, en el Norte de la ciudad, quedó el cuerpo de Érika Johana Castro Tarazona, la mujer de 32 años que el domingo, a las 8:00 de la noche, recibió cinco disparos, cuando se disponía a realizar una llamada desde una venta de minutos.
Y aunque la mujer fue trasladada en un taxi al área de urgencias de la Clínica La Merced, nada pudieron hacer los médicos, pues los cinco impactos de bala que recibió en el pecho y el abdomen acabaron con su vida.
La víctima, según las autoridades, residía en la carrera 20 con 3 del barrio La Independencia, y pese a que tenía detención domiciliaria por el delito de homicidio, por hechos ocurridos hace 12 años, el domingo, a las 7:55 de la noche, decidió salir.
“Me dijo que iba a la tienda a jugar un chance y a realizar una llamada, y que regresaba ahí mismo”, contó la mamá de la víctima.
Érika Johana salió de su casa en una motocicleta Bwis, en la que llegó hasta la esquina de la carrera 21 con calle 8 del barrio Comuneros. Allí parqueó la moto, se bajó y pidió un celular en una venta de minutos, para realizar una llamada.
Con el teléfono en la mano y antes de que pudiera marcar, un sicario se le acercó a la mujer y, sin mediar palabra alguna, le propinó cinco disparos. En medio de los gritos y el pánico que se apoderó del sector, el agresor huyó en una motocicleta.
“Está persona tenía detención domiciliara por el delito de homicidio. Ella ya había pagado 12 años de prisión y le habían dado libertad condicional. Sin embargo, registra antecedentes por fuga de presos”, indicó el teniente coronel Clauder Cardona, comandante del primer distrito de la Policía Metropolitana de Bucaramanga.
Tras el atentado, la mujer fue auxiliada, pero murió minutos después en la Clínica La Merced.
Tenía droga
Ocurrido el crimen, funcionarios de la Unidad Móvil del Laboratorio de Criminalística de la Sijín se trasladaron a la Clínica La Merced, con el fin de realizar la diligencia de levantamiento del cadáver, y encontraron que la víctima tenía varias papeletas bazuco.
“Al momento de la diligencia le fueron halladas, camufladas en el pantalón, 11 papeletas de bazuco”, agregó el teniente coronel Cardona.
Los investigadores de la Sijín fijaron algunas evidencias en el sitio donde se produjo el atentado y analizan varios videos de cámaras de seguridad del sector, con el fin de identificar al sicario.
El cuerpo sin vida de Érika Johana fue trasladado por la Sijín a la morgue del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, seccional Bucaramanga, donde ayer fue entregado a los familiares, quienes piden a las autoridades que el crimen no quede en la impunidad.
“¿Por qué me hicieron ese daño? Le pido a las autoridades que investiguen para saber qué fue lo pasó. Ella no tenía problemas con nadie, esa muerte no se puede quedar así. Mi hija no se ponía pelear con nadie, vivía era pendiente de la abuela, que tiene 88 años. Que mi Dios se apiade de ellos y que la justicia haga lo suyo, porque esto no se puede quedar así”, indicó Azucena Castro Tarazona, madre de la occisa.