Piedecuesta
Crimen en Piedecuesta estaría relacionado con rito satánico
El relato de varias personas fue clave para que la Policía Judicial de Infancia y Adolescencia, el CTI de la Fiscalía y la Seccional de Investigación Judicial, Sijín, ubicaran la fosa donde fue sepultado un joven de 16 años. Estaba desaparecido desde el pasado 3 de enero, en el municipio de Piedecuesta.
Las palabras que fueron determinantes para establecer los móviles de la desaparición y muerte de la víctima las tomó un fiscal especializado de menores. Adicionalmente, sirvieron para dar con el paradero del presunto autor del macabro hecho, quien precisamente fue aprehendido el pasado viernes en la calle 39 con carrera 4 del barrio La Joya, en Bucaramanga.
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Investigación
De acuerdo con lo que se pudo establecer, solo hasta que los investigadores tomaron contacto con algunas personas pudieron obtener detalles del caso que les permitiría en las últimas horas completar este difícil y escabroso rompecabezas.
Una de esas primeras piezas fue la ubicación del sitio donde estaba el cuerpo. Allí se hallaron varios elementos: una gorra, un bolso, documentos ya deshechos y la factura de unos zapatos que, días antes de la desaparición, había comprado la víctima.
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Posteriormente, revelaron que un joven de 17 años, amigo de la víctima, sería el culpable de esta muerte, al parecer, en medio de un ritual satánico.
Se fue engañado
Según la estremecedora historia, ese martes 3 de enero, en la mañana, el amigo convenció a la víctima para que fueran a la zona boscosa, supuestamente, en busca de hongos.
Cuando el joven estaba distraído, mirando hacia el piso, el agresor lo atacó con un cuchillo en repetidas ocasiones hasta acabar con su vida.
En medio de los cuestionamientos, según le aseguraron los testigos a los investigadores, el sindicado habría dicho que actuó de esa manera “porque el diablo le estaba pidiendo un alma, por un pacto que él había hecho y no había cumplido. El pacto era que él le entregaba un alma y el diablo le daba $15 millones”.
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Lo reconoció la tía
Una tía de la víctima, con la que vivía en el barrio San Carlos luego de que su madre falleciera, ingresó al difícil terreno y con solo ver la gorra roja afirmó que sí era su sobrino, al que estaban buscando desde hacía 86 días.
Fue visto por última vez en Campo Verde. Varias veces se marchó clamando por su pronto regreso. La víctima se encontraba validando el bachillerato.