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A estas personas, quienes ya se encuentran en cárceles condenadas por otro hurto similar ocurrido en Bogotá, la Fiscalía Segunda de Estructura de Apoyo de Bucaramanga les imputó cargos por los delitos de concierto para delinquir, porte ilegal de armas de fuego, secuestro simple y hurto calificado y agravado.
Como se recordará, en la noche de los hechos, dos de los sujetos llegaron al establecimiento antes mencionado con un gato enfermo, el cual era utilizando como señuelo. Estando allí, el veterinario, quien era la única persona que se encontraba en el lugar, les abrió la puerta y examinó al animal.
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Posteriormente, cuando el profesional les pidió un adelanto para dejar al gato hospitalizado, los delincuentes desenfundaron armas, lo amarraron a una silla y procedieron a saquear el establecimiento. Con el botín, se dieron a la fuga en un vehículo en donde los esperaban la joven y el otro cómplice.
En total, los atracadores se llevaron siete computadores portátiles, dos equipos especializados en química sanguínea, dinero en efectivo que había en la caja registradora y por último dañaron el sistema de cámaras de seguridad. El robó ascendió a $130 millones.
La banda utilizó un gato como señuelo.