Sí se puede encontrar pareja por Tinder, vea cómo
Sí, hay quienes buscan pareja deslizando el dedo en la pantalla del teléfono en esa dirección con el fin de indicar interés por la persona que aparece en la foto.
Quienes lo hacen, esperan un match, una coincidencia, y que posiblemente sean el uno para el otro. Así funciona Tinder, la aplicación de citas más reconocida actualmente.
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En el mundo, según la app, se hacen 1.600 millones de swipes al día. No todos hacia la derecha, también hacia la izquierda cuando no hay interés. De ese total de 1600 millones, 26 millones –al día– son match, y 1.5 millones –también diariamente– terminan en citas.
Este es tal vez el momento de la historia en el que las personas han tenido más opciones para encontrar pareja. Además de las formas tradicionales, en las que no media la tecnología, están los sitios web como Match.com y Mimediamanzana.co, así como las aplicaciones móviles: Badoo, Happn, Grindr, MiuMeet, entre otras para hombres y mujeres de cualquier orientación sexual.
Este surgimiento de apps y páginas web en las que cada quien crea su perfil, expuesto como en un catálogo, en busca de conseguir parejas sentimentales o sexuales, mostrándose como una opción más, “ha cambiado la forma de establecer los vínculos, pero las relaciones siguen siendo las mismas”, así lo afirma el psicólogo y magister en ciencias políticas, Carlos Mario Cano, “Antes de que existiera el cibreespacio uno estaba obligado a estar de cuerpo presente, seducir, conquistar, responder por los actos, tener que dar la cara para los inequívocos. Ahora terminan con un mensaje, sin tener que dar explicaciones”, señala Cano.
“Sí, algunas cosas se han transformado”, dice Andrea Lorio, director de marketing y comunicaciones de Tinder para Latinoamérica.
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Según él, ya no hay que usar el teléfono fijo para concretar una cita, o ir a algún lugar y esperar a que surja una conversación informal con otro.
Internet simplifica esas conexiones, dice Lorio, pero aclara que por darse de esa manera no son menos románticas o apasionantes.
“Muchos con una visión distópica piensan que internet y la tecnología hacen que la gente se comunique menos, pero Tinder es muy similar a la ‘vida real’.”, afirma el director.
Lorio explica que cuando dos personas se encuentran en la app y son una potencial pareja hay que, igual que en las formas análogas, proponer una conversación y evaluar si ambos se gustan.
“La naturaleza de las relaciones no ha cambiado. Lo que sigue después de encontrar una pareja compatible es igual. Todavía es necesario llegar a conocerse y luego decidir si se quieren encontrar”.
Isabel Bernal, coordinadora área asistencial del Centro de Familia de la Universidad Pontificia Bolivariana cuenta que algunas personas ven estas herramientas tecnológicas como provechosas para sus vidas porque identifican que esa forma de conseguir pareja “les permitió ampliar al espectro de la gente con la que podían relacionarse y mirar posibilidades lejanas a su entorno cotidiano, lugares y personas que habitualmente frecuentan”, señala Bernal.
Carlos Mario Cano explica que, por ejemplo, en Tinder se entienden las reglas del cortejo, “la gente sabe a qué está jugando”, mientras que en si una persona va un bar y se le acerca a otra no sabe cuáles son esas reglas. No obstante, las dos maneras de conocerse pueden terminar en una relación sentimental.
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Relaciones de app
Según el vocero de Tinder, Colombia es el cuarto mercado más grande de Suramérica de la plataforma de citas. Por día, los colombianos que usan esta app dan cerca de 11 millones de swipes.
En el país aún no hay estudios que cuantifiquen la cantidad de personas que usen aplicaciones o sitios web de citas, o que caractericen a ese público.
Sin embargo, en Estados Unidos el centro de investigación Pew Research lo hizo y publicó los resultados en 2016. Según el estudio, realizado con 2.001 personas, el uso de sitios web de citas en internet o aplicaciones móviles con el mismo fin, se triplicó entre 2013 y 2016 entre adultos de 18 a 24 años, mientras que entre los de 55 a 64 años se había duplicado.
En los más jóvenes pasó del 10% en 2013 al 27% en 2016, mientras que en el otro grupo poblacional pasó del 6% al 12%.
Dice Pew Research que del total de personas con las que se realizó el estudio, el 41 % conoce a alguien que ha recurrido a las citas en línea, mientras que el 29 % conoce personas que tienen una pareja sentimental gracias a estas aplicaciones o sitios web.
Con esas cifras que, según la empresa de análisis, seguirán en aumento, será más difícil, como dice Andrea Loiro, encontrar a alguien que diga “La vi en un bar una noche. Me acerqué, la saludé y, desde entonces, estamos juntos”. Hoy, decimos: “Deslicé mi dedo a la derecha en su perfil e hicimos clic”.
Julián y Luis
Julián es periodista, abrió una cuenta en Tinder esperando conocer personas diferentes a las que estaban en sus círculos sociales. Luis Santos, un portugués, descargó la app por la “presión” de dos amigos; iba de viaje a Bogotá y se le ocurrió que, tal vez por medio de ella, podía conocer cómo era vivir en esa nueva ciudad. Julián y Luis se encontraron en Tinder.
“Sus fotografías me parecieron muy llamativas, cada una contaba una historia y eso me atrae mucho. Iniciamos la conversación, pero respondíamos mensajes cada semana, tanto así que pensé en dar por finalizada la conversación con Luis”. A Luis también le gustaron las fotos de Julián y comprobó que cada uno de las impresiones que le generaban las fotografías sobre Julián eran ciertas. Pasó más de un mes desde que empezaron a hablar. Hubo días en los que solo se saludaban, otros en los que hablaban hasta la madrugada, pero ninguno de los dos se atrevía a concertar una cita.
“Después de un mes Luis me invitó a cenar a su apartamento y desde ese día estamos juntos. Nunca nos pedimos ser novios, las cosas fluyeron y cuatro meses después ya estábamos viviendo juntos. Cuando cumplimos un año nos comprometimos y hace tres meses nos casamos por notaria en Bogotá”.
Carolina y Felipe
Era 19 de abril, el día de su cumpleaños. Llevaba cerca de 3 años soltera y quiso descargar la app de la que todos hablaban: Tinder. “Sabía que por mi buena energía iba a atraer a otra persona que tuviera una igual”, dice Carolina. Salió con un par de personas, interesantes, sí, pero no hubo química. A ella le gustaba Felipe, el tipo que en su foto de perfil montaba en un caballo y en su descripción tenía una frase en francés. Carolina también hablaba ese idioma. Hicieron match, pero no chateaban. Cuando lo empezaron a hacer, cuenta Carolina, él le enviaba mensajes o muy temprano o muy tarde. O a las 5:00 a.m., o a las 10:00 p.m. hasta que un día decidieron verse. “Fue rápido”, unos 15 días después, en un restaurante vegetariano. Al tercer día el le propuso ser novios. “Le dije que tenía miedo, que lo quería pensar, pero al día siguiente, le dije que sí”. A los tres meses se fueron a vivir juntos, se comprometieron en enero y se casaron en agosto de 2015.
“Estamos muy felices y enamorados, tenemos un perrito hermoso y vamos a buscar un bebé”. Para Carolina, en la app se puede conocer gente interesante, “es clave poner quién eres tú y qué estás buscando. Hay qué saber dónde poner la mente”, asegura.
Aleja y Anna
Anna estaba viendo un programa de televisión en el que mencionaron Tinder cuando decidió instalar la app y empezar a hacer swipe. Aleja estaba en la casa de su mamá haciendo swipe hasta que coincidió con Anna, fue un match. “Lo que sentí el día que hablamos no tiene explicación. Le decía Aleja a una amiga: es muy buena persona, muy conversadora, me cayó muy bien y hacía mucho tiempo no hablaba con alguien de esa manera”. ¡A mí me pasó lo mismo!, dice Anna, quien no tenía muchos amigos, pero con Aleja sintió que había encontrado alguien que no era de su entorno, con quien podía ser ella misma. Después pasaron a otra red, a WhatsApp, Anna tenía novio men ese momento y no se había visto físicamente con Aleja..
“No todo fue color rosa, ella decidió dejarme de hablar”, cuenta Aleja y eliminó su número”.
Pero un domingo en la noche retomaron, volvieron a hablar cuando Anna la llamó a las 4:00 a.m. “Hablamos como 40 minutos, la estaba consolando porque había tenido una pelea con su novio. Le propuse que no viéramos y nos encontramos a los 4 días”.
Después de que Anna terminó con su novio hubo un segunda llamada, también era domingo. Desde eso siguieron saliendo hasta que se hicieron novias. Hace una semana cumplieron dos años y Anna le propuso matrimonio a Aleja.