Mediadores de Humanización
La difícil reconciliación entre víctimas y victimarios es, primero que todo, un profundo proceso de humanización. Quienes han logrado transitar el camino que lleva al perdón siempre experimentan un sentimiento de liberación y descanso que, de muchas maneras, les permite mirar al futuro con esperanza y desanclar la vida del odio que paraliza. No se trata de olvidar, sino de reconocer que también en el victimario existe el ser humano y la posibilidad de vivir recíprocamente este necesario proceso de reconstrucción y liberación. Hay, también, otros seres humanos, ricos en espiritualidad y comprensión, capaces de inspirar misericordia y constructores de puentes para que víctimas y victimarios transiten hacia la reconciliación. Quiero mencionar, agradecer y reconocer a dos personas valientes y arriesgadas que han encontrado los espacios y ayudado a las víctimas en estos complejos procesos: el Arzobispo Luis Augusto Castro y el Padre Francisco de Roux.
Monseñor Castro es un misionero de la misericordia. Fue muchos años Obispo en el Caguán y el Putumayo. Hombre de canoa, mula y caminata, visitó y consoló a muchas víctimas; llegó a los más recónditos rincones de la Amazonia siempre llevando un mensaje de esperanza a los pobres, indígenas y campesinos que vivieron los más crudos rigores de la guerra. Ahora, como presidente de la Conferencia Episcopal, ha estado cerca de las negociaciones y ayudado a las partes a encontrarse y avanzar.
El Padre Francisco ha dedicado buena parte de su vida al Magdalena Medio. Siempre cercano a las comunidades campesinas, recorrió montañas y veredas ayudando en la liberación de secuestrados, luchando por los derechos de los campesinos, abriendo caminos para el entendimiento, y defendiendo la vida como valor supremo, así haya arriesgado frecuentemente la suya.
Estos dos hombres probos, han sido presencia que infunde respeto al tiempo que inspira bondad; manifiestan en su actuar, en su palabra, en su vida el rostro misericordioso de Dios. Han sido incomprendidos, vituperados, calumniados, acusados de guerrilleros y mil cosas más. Han sido testigos y acompañantes en estas dolorosas sesiones de las víctimas confrontando a los jefes de las Farc y creando las mediaciones para generar ambientes de reconciliación.
Admiración y gratitud por su generosa decisión de contribuir a la paz ayudando al perdón, inspiradores de la reconciliación que tenemos que vivir todos los colombianos.