Una vida al servicio de Dios y de la Patria
La amistad es el sentimiento sólido y duradero de la parte afectiva del alma, es la virtud más sobresaliente porque es totalmente desinteresada, nos dice Antonio Cacua Prada en el exordio de su último libro, dedicado a la vida de su entrañable amigo el general del Ejército Juan Bautista Córdoba Álvarez.
Antonio entabló amistad con el militar en junio de 1953, cuando fue designado por el presidente de Colombia, Teniente General Gustavo Rojas Pinilla, como director de la Oficina de Información y Prensa de la Presidencia de la República.
El autor de la voluminosa biografía hace gala a la amistad, a su sinceridad, al afecto y compañerismo que lo acredita como el mejor de los amigos.
La lectura de este compendio nos permitió recordar muchos pasajes que vivimos, lugares visitados, personajes nunca olvidados y el recuento del trasegar de la vida. El 9 de abril quedó marcado para siempre en nuestra memoria por lo trágico y doloroso.
Una bella fotografía, de medio perfil, en claro oscuro, tomada en estudio, ilustra la publicación en la que hace honor a la señora Mercedes Zambrano Rivadeneira, madre de Lorencita Villota Zambrano, progenitora de monseñor Juan Vicente Córdoba Villota, quien fuera por varios años nuestro pastor.
Imponente ilustración muestra el hermoso santuario mariano de Las Lajas, en Ipiales, Nariño, que acaba de ser denominada como la iglesia más linda del mundo. Es una verdadera joya arquitectónica que conocimos por bondad de nuestro dilecto compañero de academia don Antonio Cacua Prada.
Inicia el recuento bajo el cielo azul de Túquerres, Nariño y lo concluye en Bogotá a los 79 años de la admirable y polifacética vida de un ser humano, consagrado a Dios y a la Patria, a su hogar y al servicio de los demás como lo fue el general Juan Bautista Córdova Álvarez, padre del ilustre prelado Juan Vicente Córdoba Villota.