He leído y releído el informe que sobre la política exterior del gobierno Duque publicó la ministra de Relaciones Exteriores, el que fue difundido por la prensa escrita nacional el 7 de agosto de este 2.020 con el título de “Logros de la política exterior”, percatándome que si en algún frente de labor la actual administración ha sido opaca, gris, sin protagonismo, es en tal materia, que es uno de los frentes de trabajo gubernamental más importantes que hay.
La política exterior de la administración Duque ha sido capitaneada por dos personas que han demostrado no tener el perfil necesario para ocupar el cargo de canciller de la república: Carlos Holmes Trujillo y Claudia Blum. Bajo su orientación, nuestra política exterior ha sido una nave a la deriva pues no han tenido la capacidad, ni el bagaje necesarios para orientar el rumbo de nuestra política exterior en medio del oleaje de la geopolítica del siglo XXI.
Hoy, en Colombia, en materia de política exterior, es más dinámica la actividad de ciudadanos y de agrupaciones de defensores de derechos humanos que inteligentemente hacen reclamos que son válidos en el escenario internacional, que lo que hace en todo el espectro de las relaciones exteriores la Cancillería y los voceros del Estado. Estos solo acostumbran protestar con argumentos planos, huecos, cada vez que una decisión de organismos internaciones rechaza el gris desempeño de quienes representan nuestro Estado.
El adelgazamiento administrativo del Estado colombiano que se ha producido a partir de la administración de César Gaviria, nos ha hecho perder notorio protagonismo en el escenario internacional.
En política exterior la visión de la administración Duque ha sido copada por el problema de los narcocultivos, los temas de seguridad y la miope estrategia implementada frente a Venezuela, lo que ha desdibujado agudamente nuestra imagen en el escenario internacional. Nada indica que las cosas en tan importante frente de gestión gubernamental vayan a cambiar.
