Una justicia vacilante
No hay nada que cause más daño a un país que tener una justicia fluctuante, es decir, aquella que frente a una misma situación de hecho tiene diferentes y contradictorias posiciones de derecho y por lo tanto soluciona los conflictos de distintas maneras.
Un ejemplo típico se está dando con motivo de las determinaciones adoptadas respecto a los puestos de los trabajadores vinculados a la industria del petróleo que perdieron sus empleos por la terminación de los contratos a que estaban vinculados, todo ello por la crisis que atraviesa la industria.
Pues se presentaron cientos de tutelas alegando la violación del derecho al trabajo y cosa curiosa, muchos jueces consideraron que no había tal violación y muchos otros consideraron que sí y ordenaron el reintegro a unos puestos de trabajo que ya no existen.
Entonces la cosa, puesta en términos sencillos es: si le toca a tal juzgado no hay violación pero si le toca a tal otro sí la hay y los ciudadanos quedamos definitivamente descontrolados ante una justicia dubitativa, contradictoria e incoherente que obliga a quienes ejercemos el derecho a cambiar los códigos por los dados, pues el asunto ya no es de aplicación del derecho sino de golpes de suerte para que le corresponda a un juez que esté de acuerdo con lo que se plantea o defiende, pues de lo contrario el asunto saldrá mal.
Esto, en el plano práctico, hace que la gente no sea capaz de planificar su futuro pues éste no depende del orden jurídico sino del capricho del funcionario a quien le corresponda el asunto y sobre tal presupuesto no se pueden establecer relaciones sociales sanas, toda vez que lo jurídico para unos es antijurídico para otros y sus efectos, por lo tanto, son diferentes y en algunos casos, devastadores.
Flaco servicio le hace al país una justicia con estas características y si a esto le sumamos el tema de la corrupción, podemos pensar que algo de esto podría tener que ver con la desarticulación del orden social que vivimos, generador del caos que retrasa el desarrollo nacional.