Según estadísticas, contenidas en la Revista Semana, a Colombia no es que le haya ido muy bien con las medidas adoptadas para controlar el Covid19.
“La cuarentena impuesta a Colombia por el coronavirus es la más larga del mundo”: 159 días hasta el 31 de agosto y eso ha tenido un espantoso costo económico que ha llevado a un sinnúmero de negocios a cerrar sus puertas y a la inmensa mayoría a tener serias dificultades financieras.
Los resultados en materia de salud no pueden ser peores: Mientras que en el mundo el promedio de muertes por Covid es de 97.8 personas por millón de habitantes, entre nosotros es de 283; ocupamos el puesto 8 entre 194 países en materia de infectados y cuando el promedio mundial es de 2.733 por millón aquí es de 8.737.
Nos ha ido bastante mal; se dirá que nos había podido ir peor, pero esto no justifica para nada lo que nos está pasando.
Insistimos en la existencia de poblaciones que a consecuencia del aislamiento obligatorio perdieron, en apenas cinco meses, lo que habían logrado avanzar en los últimos diez años y necesitarán por lo menos otros cinco para volver al desarrollo social que habían logrado.
Hubo países en donde el aislamiento duró apenas 60 días, lapso resistible y no se murieron los millones de gentes que se anunciaban e igualmente, el efecto sobre la economía social fue menos desastroso que el nuestro.
Pero ya no vale la pena mirar para atrás y lo que tenemos que hacer todos, empezando por las autoridades responsables del manejo del asunto, es mirar hacia adelante; es recoger lo que quedó del tsunami y sobre esas ruinas empezar la reconstrucción social urgente y apremiante; por eso insistimos que los gobiernos deben cambiar el modelo represivo por el educativo; es convenciendo a las gentes que el único responsable de su propia vida individual, familiar y social es cada uno de nosotros pues solo de esa manera podemos romper la cadena de contagios sin sacrificar más la salud económica de las personas que se están literalmente asfixiando en medio de tantas restricciones.
