Palabras inútiles
Sigue la aplicación de cánones estalinistas en el régimen de “Tirano” Maduro. La última víctima es uno de los más venerables patriarcas del pensamiento socialista venezolano y latinoamericano, purgado por el régimen. Me refiero al economista, periodista, ensayista y humanista Teodoro Petkoff, fundador del partido Movimiento al Socialismo, al que García Márquez donó lo ganado en el Premio de novela Rómulo Gallegos, premio ahora abolido o suspendido, lo mismo que el programa de orquestas dirigido por el gran Gustavo Dudamel. Es una muestra de la “revolución cultural de Maduro”. Petkoff fue guerrillero en su juventud –cuando hubo guerrillas en Venezuela- y militante del Partido Comunista venezolano. Su permanente actitud crítica al chavismo y al marxismo leninismo pétreo y anacrónico, a través de la actividad periodística en Tal Cual, su periódico, que a pesar de la persecución feroz, se mantiene en edición semanal y digital.
El canon mencionado manda convertir la crítica y la oposición al régimen a la categoría de “disidencia”, y esta en enfermedad mental, para luego deshumanizarlo, y hasta llevarlo a prisión, así se llame hospital psiquiátrico, convertido en campo de concentración, como dice Michel Foucoult. Un juez equivocado, con los dictámenes de sus médicos, lo condena e inhabilita. Otros médicos privados y su familia lo desmienten. El asunto está claro y es de vieja usanza: una supuesta disidencia-demencia como arma política para eliminar opositores. Los regímenes totalitarios han recurrido a esta estratagema eufemística para reprimir a los críticos y condenarlos al ostracismo, el abandono, la muerte.
Que no corra la suerte de Liu Shaoqi, el gran dirigente chino, vicepresidente del Partido Comunista Chino y presidente de la República Popular China, purgado por la paranoia de Mao y condenado al ostracismo, la desatención médica, abusos, malos tratos, la muerte. La China postmaoista lo rehabilitó en 1980, once años después de su muerte. Miles de víctimas de Stalin y Mao fueron rehabilitados. Pese a las persecuciones implacables, Deng Xiaoping, sobrevivió, y le cupo ser el gran arquitecto de la China contemporánea, segunda potencia mundial a la vista.