Prevenir para no tener que lamentar
Cuando las personas y las sociedades nos enfrentamos a la solución de macro problemas como la corrupción, nos sentimos impotentes y abrumados por la complejidad y gravedad de esos fenómenos. Los problemas sociales son multicausales y por ende, para su erra-dicación requieren del concurso de todas las personas y las ciencias. Actualmente en Colombia se analizan con rigor las causas y posibles estrategias de solución del flagelo social de la corrupción y se realizan ingentes esfuerzos para su pronta supresión.
En esa vía, en la edición 1825 de la revista Semana se proponen diez interesantes fórmulas para vencer la corrupción: “Fortalecer el periodismo independiente, establecer beneficios por delación, elaborar pliegos únicos de contratación, limitar el financiamiento privado de las campañas, aumentar los recursos de la investigación estatal, incrementar la cooperación judicial internacional, modificar el nombramiento de los organismos de control, adoptar un sistema electoral de listas cerradas, bancarizar las transacciones públicas y adecuar los sistemas de información”.
Examinando con atención las diez iniciativas, percibo que en ellas no se menciona la educación en la familia y en el sistema educativo como elemento determinante en la lucha contra esta anomalía. El ejemplo y análisis sobre valores como la honestidad y la honradez en todas las instancias educativas, causaría un impacto trascendental en la preven-ción de conductas inmorales. La educación ciudadana fue la estrategia que empleó Antanas Mockus como alcalde de Bogotá que produjo como resultado la disminución significativa de la violencia urbana y un aumento considerable en el civismo de los bogotanos.
De otra parte, se requiere que los organismos de control impartan educación a la comunidad. Actualmente el control es reactivo. Las ías intervienen cuando ya se ha cometido la falta. ¿Por qué no evitar antes que castigar? Todos los funcionarios públicos no son corruptos, pero pueden ignorar aspectos fundamentales del manejo administrativo del sector y las ías podrían realizar esta importante labor educativa.
Prevenir es mejor que curar y lamentar y es más económico no solo desde lo material, sino también desde lo psicológico y social.