¿Son viables las EPS?
En forma permanente vemos en los medios de comunicación las quejas de los usuarios del sistema de salud, relacionadas con la demora en las citas, las dificultades para la autorización de exámenes o medicamentos, la no recepción de pacientes en los hospitales por falta de pago de las EPS, la solicitud de las EPS al Gobierno para incrementar los aportes económicos por no ser suficientes para cubrir las necesidades, en fin, una serie de argumentaciones que no justifican las consecuencias funestas que tienen los deficientes servicios prestados a los usuarios.
Aunque uno de los problemas es la corrupción, el sistema financieramente no es viable como funciona actualmente y cualquier cantidad de recursos que se destinen a él, serán insuficientes y no lograrán superar las dificultades, mientras no se implanten modelos de atención diferentes a los actuales, cuyo objetivo está enfocado a tratar personas ya enfermas, muchas de ellas complicadas producto del diagnóstico tardío o tratamientos demorados.
La mayoría de los problemas de salud son prevenibles o al menos mitigables, diagnosticados y tratados a tiempo, y esto solo es posible mediante la promoción, la prevención, el seguimiento a personas con riesgo de presentar problemas y los tratamientos oportunos, en caso de padecerlos. Esta es una equivocación de las EPS, destinar su atención y la mayor parte de sus recursos a recuperar los enfermos, en vez de evitar que se enfermen. Este es el principal factor de su desfinanciación y del crecimiento de las especialidades médicas, la tecnología y la alta complejidad, todos ellos factores de alto costo. Siempre será más barato prevenir que reparar.
Algo más, el interés de lucro de las aseguradoras, prestadores del servicio y productores de insumos y tecnología, ha desbordado la capacidad económica del sistema y superado el interés social de la salud. Cada quien busca tener sus mejores réditos monetarios, sin importar en la mayoría de los casos las consecuencias de la no autorización, la no aceptación o los deficientes servicios. Qué bueno sería que todas las entidades que trabajan en la salud fueran sin ánimo de lucro.