Volver a empezar
La labor del señor Fiscal General de la Nación, de ancestro santandereano, es positiva y de gran trascendencia. Está cumpliendo con su deber y tiene a todos los funcionarios de su dependencia desarrollando sus actividades sin muchos tropiezos y con el derecho en la mano. Es así como varios gobernadores, congresistas y funcionarios de la rama judicial han sido aprehendidos y están tras las rejas. No se trata de una cacería de brujas sino del cumplimiento de su deber. Así mismo la procuraduría está representando con dignidad al ministerio público.
Esto no quiere decir que nuestro país este al borde del desastre. Es el resultado de muchos años de violencia, de ausencia del estado y de incongruencia jurídica. Lo importante entonces es que se está trabajando activamente en favor de la paz y la lucha contra la corrupción es positiva. Pero creer que el país está al borde del abismo es un error y conduce a la desesperanza.
Hay ejemplos de cómo se comportan los pueblos cuando se les alimenta la incertidumbre. Recordemos en nuestro país cuando durante el gobierno del presidente López Pumarejo los opositores a la transformación nacional atacaron al Presidente acusándolo de llevar al país al desastre. Se cayó López Pumarejo, vinieron unas elecciones, nuevas gentes a la jefatura del estado y empezó la más grande tragedia del pueblo colombiano: la violencia política de la cual todavía no hemos salido.
En Venezuela ocurrió algo parecido con el gobierno de Carlos Andrés Pérez y acción democrática. Que por errores del presidente crearon un ambiente de oposición como si el país estuviera en un túnel sin fondo. Después vino Chávez y ahora Maduro.
Debemos tener mucho cuidado con los pregoneros de la desesperanza porque estos solo conducen al caos, al autoritarismo y a más corrupción.
Recordemos también cuando la revolución en marcha de López Pumarejo los ataques eran tan fuertes que aun Jorge Eliecer Gaitán hablaba de la “restauración moral de la República”.