La crítica y el proceso de paz
La crítica y la contradicción forman parte de la democracia. Son de su esencia. Pero los países que no creen que estos emblemas son importantes, porque lo único interesante es la disciplina, el orden y algo de comida, no conocen realmente al ser humano. En la unión soviética los dirigentes estabilizaron este país y lograron llevarlo a ser la segunda potencia del mundo. Dicen que Stalin industrializó el país a la fuerza y sin contemplaciones. Pero curiosamente de un momento a otro se desmoronó sin un tiro. Gorbachov trató de detener el proceso, pero no fue capaz. Así ocurrió en muchos pueblos por la falta de contradicción y critica. Pero cuando la crítica y la contradicción son instrumento de confusión, los pueblos pueden ir al desastre. Veamos en Colombia cómo la crítica pugnaz hace que las mentiras se vuelvan verdades y las contradicciones solo ilusión. Empecemos por el proceso de paz iniciado con tanto entusiasmo. Cierta ingenuidad del presidente Santos lo llevó a realizar el célebre plebiscito. No se necesitaba y “ahí fue Troya”. Con gran entusiasmo, y superando los escollos, el presidente está cumpliendo con el proceso, aun a costa de su popularidad. Y, curiosamente, muchas personas escudriñan en el proceso de paz hasta los aspectos más pequeños para buscarle el pierde. Se habla del Santos- Chavismo, de la entrega de Colombia a Cuba, de la impunidad hacia los rebeldes, el desmoronamiento de la democracia sin ningún asidero en la realidad. Este sistema lo utilizaron los nazis con un gran éxito. Pero lo más grave es que algunos ex presidentes como Pastrana y Uribe, que intentaron el proceso de paz y fracasaron, son los críticos más mordaces contra el camino de la paz.
Indudablemente hay errores, pero la salud de la república es mucho más trascendental que los pequeños detalles. Un gran ejemplo es el expresidente Betancur quien avanzó mucho en su interés por la paz pero no lo logró, y hoy mira con benevolencia lo que ocurre en el país desde su refugio intelectual de Barichara.
Es preciso que miremos el proceso de paz con sindéresis o de lo contrario estaremos preparando nuestro país para el surgimiento del populismo.