Los Elenos y la paz
El Ejército de Liberación Nacional nació en Santander, en 1.964. Era la época de la revolución cubana que estremeció a la juventud de América y en todas partes creó ambientes de protesta contra la pobreza y anhelos de más participación, de más democracia, de justicia. En la presidencia de la República estaba Guillermo León Valencia luchando contra los “bandoleros” que no desmovilizaron sus guerrillas cuando Rojas Pinilla y Alberto Lleras Camargo les dieron una salida honorable a los liberales alzados en armas. Fue cuando se atacó a Marquetalia, calificada por Alvaro Gómez Hurtado de “república independiente”, y bajo la comandancia de Marulanda nació el Frente Sur, más tarde bautizado como las Farc.
Recuerdo a Jaime Arenas, Carlos Niño, Iván Calderón, Enrique Granados, Ricardo Lara, Juan de Dios Aguilera, entre otros compañeros de colegio, que ilusionados buscaron en la acción revolucionaria la forma de encontrar dignidad, justicia e igualdad para el pueblo. Era una juventud altiva, decidida, corajuda, impetuosa, que no creía en el Frente Nacional y desconfiaba de las instituciones y sus autoridades. Unos no consideramos como opción la lucha armada y buscamos satisfacer nuestras inquietudes políticas y sociales en otros frentes. Yo lo hice en las juventudes revolucionarias del MRL, comandado por López Michelsen.
Los que se fueron al monte murieron sin ver realizados sus esfuerzos. Su lucha la siguieron otros que décadas después tampoco lo han logrado.
La legalidad tampoco ha permitido que el país supere la exclusión y lainequidad. Pero es el único camino posible de transitar para alcanzar justicia e igualdad. En las guerras no se prospera; se gasta, se destruye, se muere. Falta la paz.
Es lo que se está tratando de hacer en La Habana con las Farc.
A ese proceso de entendimiento con la insurgencia debe vincularse el ELN. Después de tantos años de confrontación, de tantas heridas y desgracias, solo cabe la reconciliación.