La energía vital
El destino de un hombre depende del manejo que haya aprendido a dar a su energía vital. Cuando esta energía está alta, nos sentimos bien, somos creativos, no nos afecta lo que ocurra exteriormente y disfrutamos de lo que nos rodea. Cuando la energía vital está baja, nada nos satisface, el pesimismo nos invade, el sistema inmunológico cae y quedamos expuestos a enfermedades, además se activan nuestros traumas y miedos con consecuencias impredecibles. Podemos concluir entonces que la energía vital es el más precioso tesoro que poseemos y sin embargo pocos saben como ahorrarla y conservarla para su propia conveniencia.
El nivel de nuestra energía vital depende directamente del tipo de pensamientos que cultivemos. Con la costumbre de rumiar pensamientos negativos que generan conflictos, como: rabia, miedo, odio, culpa o resentimiento, se consumen las reservas de energía vital y el ánimo decae a estados de apatía, angustia, preocupación y sufrimiento. Si la energía vital finalmente se agota, sobrevienen: depresión, enfermedad y muerte. Por el contrario, si la persona sintoniza sus pensamientos en lo más elevado como: gratitud, amor, belleza, bondad, comprensión y esperanza, su visión de la vida será optimista, su energía vital ascenderá y le conducirá a alcanzar: felicidad, salud, éxito y buenas relaciones.
El pensamiento negativo propio e inconsciente atrae, por afinidad, pensamientos ajenos semejantes y cuando estos se inflaman con la emoción complementaria, se crea un resultado. El miedo a ser robado atrae al ladrón. La actitud de víctima llama al victimario. Los pensamiento fijos en una enfermedad atraen más enfermedades. Por eso la práctica de vigilar el pensamiento es el ejercicio diario del hombre sabio. En caso de pescar algún pensamiento inconveniente, se puede voluntariamente cambiarlo por su opuesto y luego fijar esta nueva versión en la mente, mediante técnicas de repetición. Tenemos libre albedrío para elegir nuestro camino, pero ese privilegio ajusta su dirección al giro que tome el pensamiento.