El hijo de nadie
En un país acostumbrado a admirar a los habilidosos que aprovechan cualquier oportunidad para torcer la institucionalidad y utilizarla en beneficio propio para perseguir al que piensa y obra diferente; en un país donde los ciudadanos, sin razón ni criterio propio porque fueron alienados por demonios disfrazados de dioses, reconocen, exaltan y siguen al mentiroso, al delincuente y al tramposo; en un país así, en este país que nos tocó por suerte o por desgracia, también puede pasar lo que sucedió esta semana y es ver que, a veces, estos pilluelos no puedan salirse con la suya.
La asamblea de Antioquia, que quizás representa lo peor de esa raza pujante y progresista, decidió en mala hora distinguir como ‘hijo adoptivo’ de ese departamento a Alejandro Ordóñez, coprotagonista de la marcha por la corrupción, para sembrar, así, el primer mojón de su candidatura a la presidencia de la República. ¡Nada más conveniente para este destituido procurador y para esa causa, que ser hijo de Uribe y de la tierra de Uribe!
En la Asamblea de Santander, una diputada cuyo nombre prefiero no recordar pero que manipula y explota la palabra de Dio, tal como lo hace el destituido procurador, también propuso homenajearlo por tanta gloria dada a los malandros de este país y arrebatada a los niños, a las mujeres, a la comunidad LGBTI, a los animales, etc.
El plan era perfecto, el tizne de la corrupción estaría cubierto y ya veían la luz al final del túnel por el que llegaron los narcoparamilitares a la Casa de Nari. Sin embargo, algo pasó. Dios, dirán los creyentes, o el diablo, dirán ellos, se atravesó e hizo el milagrito por partida doble: Ordóñez ya no será hijo de Antioquia y Santander tampoco le reconocerá por las causas de su destitución. ¡La vida es bella y Ordóñez es el hijo de nadie!
Para eliminar dudas, el tuit de @NicolasRothsch aclara el punto: ‘Dos departamentos se disputan “el honor” de nacimiento Ordoñez. De Santander dicen que es dee Antioquia y los de Antioquia que es de Santander’