Incendios forestales y cambio climático
Los devastadores incendios que afectan a California (Estados Unidos) desde el 8 de noviembre dejan -en el momento de escribir esta nota- 79 muertos y casi 1300 desaparecidos. Entre otros efectos, fue destruida totalmente la ciudad de Paradise (27.000 habitantes); solo en el norte se habían incendiado 60.300 hectáreas y destruido casi 13.000 estructuras. Se trata de un desastre sin precedentes en ese estado. Los contaminantes liberados por el incendio también afectan la salud de poblaciones cercanas. El Departamento de Salud y Servicios Humanos advirtió: “el humo de los incendios representa una amenaza significativa para las personas con asma y otras afecciones pulmonares” (ABC News, noviembre 18/ 2018).
Los problemas de sequías prolongadas y devastadores incendios se agudizaron en las ultimas décadas en California. Fuentes oficiales estiman que de los 20 incendios forestales más destructivos de su historia, 15 se produjeron después del año 2000. En columna de junio 10 / 2015 reproducía publicaciones científicas que planteaban que la deforestación en la selva amazónica podría estar asociada a las tremendas sequías que se han agravado en los últimos años en California. Y que han provocado -en años anteriores- el desecamiento de represas y drásticos racionamientos de agua. Estos incendios siempre se han registrado; pero tienden a agudizarse en la medida en que el calentamiento global sigue aumentado. Las sequías y los aumentos térmicos favorecen la propagación de incendios.
El gobernador de California acusó a los que niegan el cambio climático de “exacerbar las tragedias en su estado”; mientras que el lunático presidente Trump responsabilizó a las políticas de manejo forestal en California de la descomunal tragedia. Como le explicaron a Trump, estos incendios se desatan y se propagan no solo en áreas forestales sino también “en áreas pobladas y en campos (agrícolas) abiertos, alimentados por vegetación seca, vientos fuertes, baja humedad y geografía". En columna de septiembre 9 / 2015 me refería al incremento de los incendios forestales en Colombia y su relación con el caos climático y el fenómeno El Niño, entre otros. Son fenómenos reales que afectan todo el planeta y las medidas adoptadas no corresponden con la dimensión del problema. Y como ya se ha reiterado en las cumbres climáticas mundiales: no hay un plan B porque no hay un planeta B.